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Caieiras (Sábado, 30-12-2017, Gaudium Press) En solemnes ceremonias, fueron ordenados, el pasado 27 de diciembre 12 diáconos, y ayer 29 de diciembre, 13 presbíteros, de la Sociedad Clerical de Vida Apostólica de Derecho Pontificio ‘Virgo Flos Carmeli’, perteneciente a la familia de los Heraldos del Evangelio.
Las ceremonias ocurrieron en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, ubicada en el municipio de Caieiras, en las cercanías de la gran San Pablo – Brasil. Con la autorización del obispo de la diócesis de Bragança Paulista, Mons. Sérgio Aparecido Colombo, ambas celebraciones fueron presididas por Mons. Benedito Beni dos Santos, obispo emérito de Lorena, prelado que durante mucho tiempo ha colaborado con la organización de los estudios de los Heraldos del Evangelio.
Los nombres de los neo-sacerdotes son André Luiz de Moura Pereira, Andrey Almeida Durães, Arturo Nicolás Hlebnikian, Christian Almeida Durães, Glauton César Freire Pinto, Ismael Andrés Fuentealba Jaure, Mateus Mitsuo Taneguti, Nilton César Numajiri, Paulo Alberth Barbosa Molina, Pedro Henrique Faustino Braga, Rodrigo Fugiyama Nunes, Thiago de Oliveira Geraldo, Stéffan de Souza Moreno, de diversas nacionalidades pero mayormente brasileños.
Al inicio de la homilía, Mons. Beni realizó sendos saludos a Mons. Colombo y a Mons. João Clá Dias, EP, fundador de los Heraldos del Evangelio, así como al P. Alex Barbosa de Brito, EP, presidente interino de los Heraldos del Evangelio.
Comentó Mons. Beni en su prédica el evangelio del día, que narra el encuentro de Simeón con el Niño Dios el día de la purificación de su Madre. Fueron dos las profecías proferidas por el anciano Simeón en esa ocasión: una la de que el niño sería piedra de contradicción y otra anunciando a María Santísima que una espada de dolor atravesaría su alma. El cristiano y el sacerdote son también signo de contradicción, en su vida también habrá sufrimiento; cada día trae su ‘martirio’, sufrimiento de constante que los hombres deben unir al sufrimiento de Cristo.
Pero también deben estar unidos a Jesús en su caridad, y deben amar al pueblo de Jesús con el amor de Jesús. Por lo demás, el sacerdocio es ante todo un grandísimo don, enteramente gratuito, no debido a ningún mérito por parte del hombre.
La solemne, pomposa y a la vez sobria ceremonia de ordenación, fue concelebrada por más de 70 sacerdotes, y a ella también asistieron autoridades civiles como la embajadora de El Salvador en Brasil y la cabeza de la representación consular de Paraguay en San Pablo. (Fotos: Gustavo Kralj / Gaudium Press)
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