Ciudad del Vaticano (Martes, 02-01-2018, Gaudium Press) Ayer, en el Ángelus de la festividad de María Santísima Madre de Dios, el Papa Francisco explicó: «Todos se maravillan [ante el nacimiento del Salvador], mientras María nos hace comprender cómo debe acogerse el evento de la Navidad, a saber: ‘No superficialmente, sino en el corazón’. Indicándonos así – dijo el Santo Padre – el verdadero modo de recibir el don de Dios, es decir, «conservarlo en el corazón y meditarlo».
Si bien Jesús asume la corporeidad de su Madre Santísima, su maternidad «no se reduce a esto», puesto que «gracias a su fe, Ella también es la primera discípula de Jesús», lo que «dilata su maternidad».
En las bodas de Caná, la fe la de Virgen «contribuye a suscitar la fe de los discípulos». Igualmente a los pies de la Cruz, en el momento en que recibe como hijo a San Juan, la Virgen se convierte en «Madre orante de la Iglesia sobre la que desciende con poder el Espíritu Santo en el día de Pentecostés».
La Virgen se pone entre su Hija Jesús y los hombres «en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimiento». Ella intercede por las «necesidades de los hombres, especialmente los más débiles y necesitados».
El Papa, al conmemorar también ese día la Jornada Mundial de la Paz, tuvo palabras sobre los migrantes y refugiados.
Con información de Radio Vaticano
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