Manila (Miércoles, 10-01-2018, Gaudium Press) Mons. José Clemente Ignacio, Rector de la Basílica Menor del Nazareno Negro en Quiapo, Manila, Filipinas, concedió una entrevista al informativo CNA en la cual expuso las características de una devoción que atrae hasta 20 millones de personas cada 09 de enero, la mayor manifestación pública de fe del país. La procesión del Nazareno Negro, que maravilla al mundo por sus dimensiones, es una expresión de la fe del pueblo filipino que le ha dotado de una notable fortaleza para sobrevivir en innumerables tragedias.
La multitud de peregrinos de la fiesta del Nazareno Negro intentan tocar la venerada imagen en una de las más desafiantes procesiones del mundo. Foto. Marc Reil Gepaya. |
«Dicen que los filipinos son resistentes, pero ¿de dónde viene esa resistencia?», cuestionó Mons. Ignacio, según informó The Catholic Register. «Es de la práctica de nuestra fe». El Rector expuso que la piedad popular del pueblo filipino frecuentemente es desestimada «porque hay elementos que necesitan purificación», pero afirmó que «no podemos descartarla, porque a través de la piedad popular nuestra fe se ha introducido en nuestro hogar y nuestras familias. Se nos han presentado las oraciones, el Rosario, las imágenes de los Santos, el Vía Crucis».
Para el sacerdote, la participación en un evento como la procesión del Nazareno Negro encuentra sus raíces en la práctica tradicional de las peregrinaciones. «San Francisco de Asís, San Antonio, San Ignacio de Loyola, todos ellos hicieron peregrinaciones que involucraban sufrimiento físico en el proceso de entrar en el Misterio Pascual de Cristo». Los fieles filipinos realizan sacrificios y pasan grandes trabajos en la procesión del Nazareno Negro, donde millones de personas realizan su mejor esfuerzo por tocar la venerada imagen a su paso por las calles. «La devoción en Quiapo es de alguna manera similar a una experiencia de peregrinación y cada año ellos vienen y algo cambia en las personas».
«La procesión a pie descalzo de un trayecto de unas 4.3 millas comienza en el Quirino Grandstand de Luneta y serpentea su camino en las estrechas calles. Pasando a través de las vías, después de 19 horas de júbilo espiritual, la procesión eventualmente llega a Quiapo a la Basílica Menor del Nazareno Negro», describió Mons. Ignacio. «Los devotos fluyen a su lado para tocar la imagen y lanzar telas que toquen la imagen (…). Nuestra cultura es una cultura del tacto y, de forma significativa, de alguna manera queremos tocar el Cielo».
Los estimados calculan en unos cinco millones la participación en la procesión en sí misma, pero esta cifra «no incluye la multitud en la noche ni tampoco la multitud que llega al templo de Quiapo cada hora», explicó el Rector. Los cálculos de las expectativas divulgadas antes de la celebración y que incluyen todos los eventos asociados a la celebración de la Translación eran de hasta 20 millones de personas. En la región capital de Metro Manila se calcula una población total de 24 millones de personas y numerosos peregrinos viajan de otras regiones del país para participar en la fiesta religiosa.
Con información de The Catholic Register.
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