Ciudad de México – México (Jueves, 11-01-2018, Gaudium Press) El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) publicó una Guía sobre la posición de la Iglesia en relación a la denominada «muerte dulce».
La Guía recuerda que «la vida es un don de Dios y solo Él tiene el poder para darla o quitarla».
¿El católico puede ser a favor de la eutanasia?
El contenido de la Guía y de la Reflexión del SIAME está dentro del contexto de la aprobación de la eutanasia en la Constitución de la Ciudad de México en enero de 2017, cuando fue aprobada una propuesta legislativa de autoría del diputado Jesús Ortega, que pertenece al Partido de la Revolución Democrática.
«La Sagrada Escritura es clara al señalar que la vida es un don de Dios y solo Él tiene el poder para darla o quitarla.
Con esta idea, toda persona, institución o gobierno deben hacer todo lo posible para ayudar a conservar la propia vida y la de los demás», destaca el boletín informativo de la Arquidiócesis mexicana, el cual continúa afirmando que por eso, «no es posible que ninguna persona, institución o gobierno considere que tiene derecho de sacar la vida de otra persona».
Y todavía cuestiona: «¿Qué sería de la humanidad si alguien se atreviese a decir quién debe vivir y quién no debe?».
¿Cuándo muere una persona?
Hoy en día, «se considera que la persona murió cuando es declarada la muerte cerebral. Cuando eso ocurre, aunque los órganos del cuerpo continúen funcionando, se considera que la persona ya murió», aclara el informativo arquidiocesano que continúa su explicación aclaratoria:
«En estos casos, es apropiada la donación de órganos para ayudar a fin de que otros continúen viviendo».
Entretanto, advirtió, «mientras el cerebro siga funcionando, se considera que la persona se mantiene viva, a pesar de haber perdido la motricidad (movimiento), sensibilidad, coincidencia y capacidad de comunicación».
Y es por eso, recuerda, que «la Iglesia pide que se hagan todos los esfuerzos posibles para ayudar a que la persona se mantenga con vida».
Con dolor, no vale la pena vivir…
La Guía del SIAME indicó que hoy, «en las decisiones para conservar o quitar la vida el tema del dolor y del sufrimiento tiene mucha influencia: todo conduce a creer en el pensamiento de que «con dolor no vale la pena vivir».
No se tiene duda de que, destaca, «esto refleja el pensamiento de una sociedad en la cual solo son bien vistos el confort y el placer; en el cual el dolor y el sufrimiento parecen no tener lugar».
¿Cuál es la medida del dolor?
Aquí cabe una pregunta más, hecha por el SIAME:
«¿Cuál sería la medida del dolor? ¿Hasta dónde se podría o tendría que soportar? ¿Qué duele más, el dolor físico o el dolor moral?»
«En ese sentido, la Sagrada Escritura y la Iglesia enseñan que el dolor y el sufrimiento son parte de la propia vida y pueden tener un sentido redentor».
«Dejar morir» y Asesinato
«Si la ciencia dicta que una persona está viva y deja de administrarle la ayuda necesaria para que continúe viviendo, en el fondo se está cometiendo el delito del asesinato, aunque lo disfrace de ‘no se está matando, sino dejando a la persona morir'», continúa el informativo de la Arquidiócesis de México que subraya: «Eso sería comparable a dejar un bebé morir de hambre, el cual aún no es capaz de obtener el alimento por sí mismo, y después alegar que no lo mató, sino que el pequeño murió por su culpa o deseo».
«Es inconcebible y claramente inmoral, que la Constituyente haya tornado derecho lo que en verdad es un delito», concluye el SIAME.
(JSG)
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