Ciudad del Vaticano (Martes, 16-01-2018, Gaudium Press) Hablando recientemente al Cuerpo Diplomático acreditado en el Vaticano, el Papa Francisco dijo a propósito de la paz en Siria y de la reconstrucción del país:
«De igual modo, es importante que puedan continuar, en un clima propugnador de mayor confianza entre las partes, las varias iniciativas de paz en curso a favor de Siria, para que se consiga finalmente encerrar el largo conflicto que envolvió al país y provocó inmensos sufrimientos.
Los votos de todos nosotros son que, después de tanta destrucción, haya llegado el tiempo de reconstruir.
Pero, aún más que la construcción de edificios, es necesario reconstruir los corazones, volver a tejer la tapicería de la mutua confianza, premisa imprescindible para el florecimiento de cualquier sociedad.
Por eso, es preciso trabajar para promover las condiciones jurídicas, políticas y de seguridad, en orden a una retomada de la vida social, donde cada ciudadano, independientemente de su pertenencia étnica y religiosa, pueda participar en el desarrollo del país.
En este sentido, es vital tutelar las minorías religiosas, entre las cuales se cuentan los cristianos, que hace siglos contribuyen activamente para la historia de Siria».
Mons. Mário Zenari
A propósito de estas palabras del Papa, el Nuncio Apostólico en Siria, Mons. Mario Zenari, buscó resaltar la necesidad del diálogo, de la confianza entre las partes, de la construcción de los corazones, de la acogida.
El Nuncio subrayó que «este es el esfuerzo que el Papa pidió para alcanzar la paz en las áreas más conturbadas del planeta, comenzando por la península coreana y por Siria»:
«El Papa tocó en el centro del problema en Siria hoy», todavía comentó, conmovido, el nuncio, quien también es cardenal.
Antes de edificar la parte material, reconstruir los corazones
Mons. Mario Zenari resaltó que «Es fácil dejarse impresionar por los escombros evidentes en tantas ciudades como Alepo, Homs, Raqqa, Deir Ezzor, escombros resultado de siete años de guerra», pero «no es esta la verdadera destrucción» allí ocurrida.
Para el Nuncio fue realizada una ruptura profunda en los corazones y en el tejido social que el Papa pide para ser restablecida y curada.
Las heridas en el alma de los niños
Mons. Mário hace una denuncia: las bombas no paran, especialmente con los bombardeos en la Provincia noroeste de Idlib y quien paga las consecuencias de esto, son sobre todo los niños:
Ellos «fueron testigos de las peores violencias. Muchos quedaron huérfanos y vieron a sus padres ser muertos, muchos fueron explotados sexualmente o reclutados. Por tanto, recordémonos de comenzar a reparar las heridas profundas que existen en sus almas».
Abrir una ventana
¿Y cómo queda el retorno de los cristianos refugiados en los Estados vecinos, que el Papa tanto recomienda?
Para Mons. Zenari, este es un punto doloroso.
«Ellos, que tienen un papel fundamental en la reconstrucción, justamente por el espíritu que los distingue, retornan, por así decir, a cuentagotas. Por la mentalidad que tienen, los cristianos representan en Siria una ventana abierta al mundo, que la guerra cerró.
Espero que esta ventana pueda abrirse», «deben ser los arquitectos, los ingenieros de esta restauración de los odios y de las sedes de venganza: ¡es un deber que se impone!», concluyó el nuncio. (JSG)
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