Santiago de Chile (Miércoles, 17-01-2018, Gaudium Press) El primer gran encuentro del Papa Francisco con los chilenos ocurrió ayer por la mañana en el Parque O’Higgins, en Santiago, durante la celebración de una Misa.
Alrededor de medio Millón de personas estuvieron presentes y oyeron la homilía de Francisco, cuando él habló de bienaventuranzas:
«Las Bienaventuranzas son aquel nuevo día para cuantos continúan apostando en el futuro, continúan soñando, continúan dejándose tocar e impregnar por el Espíritu de Dios».
El Papa habló de las Bienaventuranzas, subrayando las actitudes que llevan a «construir la paz» y creer en las posibilidades de cambio.
Dónde Nacen las Bienaventuranzas
Dijo el Pontífice que la multitud que seguía a Jesús, encuentra en su mirada «el eco de sus búsquedas y aspiraciones y que de tal encuentro, nace este elenco de Bienaventuranzas, el horizonte para el cual somos invitados y desafiados a caminar».
Refiriéndose al Evangelio de San Mateo, Francisco subrayó que «la primera actitud de Jesús es ver, fijar el rostro de los suyos. Aquellos rostros ponen en movimiento el entrañado amor de Dios. No fueron ideas ni conceptos que movieron a Jesús; fueron los rostros, las personas. Es la vida que clama por la Vida, que el Padre nos quiere transmitir».
«Las Bienaventuranzas no nacen de una actitud pasiva delante de la realidad, ni pueden nacer de un espectador que se limite a ser un triste autor de estadísticas de lo que ocurre». Ellas «No nacen de los profetas de desgracias, que se contentan en sembrar decepciones; ni de espejismos que nos prometen la felicidad con un «clic», en un abrir y cerrar de ojos. Al contrario».
Afirmó el Santo Padre que «las Bienaventuranzas nacen del corazón compasivo de Jesús, que se encuentra con el corazón de hombres y mujeres que desean y anhelan por una vida feliz; de hombres y mujeres que conocen el sufrimiento, que conocen la frustración y la angustia generadas cuando «el piso les tiembla debajo de los pies» o «los sueños acaban sumergidos» y se arruina el trabajo de una vida entera; pero conocen aún más la tenacidad y la lucha para continuar para adelante; conocen aún más el reconstruir y el recomenzar.
Para el corazón chileno nacen las Bienaventuranzas
Fue entonces que el Papa se refirió al pueblo chileno exclamando:
Y «¡cómo es perito el corazón chileno en reconstrucciones y nuevos inicios!»
«¡Ustedes son peritos en levantarse después de tantas caídas! ¡A este corazón, hace un apelo Jesús; para este corazón son las Bienaventuranzas!»
Después Francisco prosiguió explicando que «las Bienaventuranzas no nacen de actitudes de crítica fácil ni de «palabreado barato» de aquellos que juzgan saber todo, pero no quieren comprometerse con nada ni con nadie, acabando así por bloquear toda la posibilidad de generar procesos de transformación y reconstrucción en nuestras comunidades, en nuestra vida».
«Las Bienaventuranzas nacen del corazón misericordioso, que no se cansa de esperar; antes, experimenta que la esperanza es el nuevo día».
Cuando Jesús dice bienaventurados…
Francisco explicó a sus atentos oyentes que cuando Jesús dice bienaventurado «el pobre, el que lloró, el afligido, el que sufre, el que perdonó, viene a extirpar la inmovilidad paralizante de quien piensa que las cosas no pueden cambiar, de quien dejó de creer en el poder transformador de Dios Padre y en sus hermanos, especialmente en sus hermanos más frágiles, en sus hermanos descartados»:
«Jesús, cuando proclama las Bienaventuranzas viene a sacudir aquella postración negativa llamada resignación que nos hace creer que se puede vivir mejor, si evitamos los problemas, si huimos de los otros, si nos escondemos o cerramos en nuestras comodidades, si nos adormecemos en un consumismo tranquilizador. Aquella resignación que nos lleva a aislarnos de todos, a dividirnos, a separarnos, a hacernos ciegos delante la vida y el sufrimiento de los otros».
Nuestra Señora del Carmen Patrona de Chile
Que la Virgen Inmaculada «nos ayude a vivir y a desear el espíritu de las Bienaventuranzas, para que, en todos los rincones de esta ciudad, se oiga como un susurro: ‘Bienaventurados los obreros de paz, porque serán llamados hijos de Dios’ «.
Después de la homilía, el Papa Francisco coronó la Imagen de la Bienaventurada Virgen María de Monte Carmelo. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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