Poznan (Jueves, 18-01-2018, Gaudium Press) El Arzobispo de Poznan, Polonia, y Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca (KEP), Mons. Stanislaw Gadecki, dedicó una carta a detallar las diferencias entre el nacionalismo y el patriotismo, con motivo de la XXI Jornada del Judaísmo en la Iglesia Católica en Polonia. El prelado expuso los peligros del primero y recomendó las virtudes del segundo, que describió como «una actitud que vale la pena cultivar».
El patriotismo debe ser fomentado como un valor cimentado en la fe cristiana y el mandamiento del amor, afrimó el Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca. |
«La Iglesia Católica percibe críticamente el nacionalismo, porque poner a la nación en la cima de la jerarquía de valores puede llevar a una especie de idolatría», advirtió el prelado, quien recordó que el Papa Pío XI en 1937 advirtió contra este error en la Carta Encíclica «Mit Brenneder Sorge».
En contraste, el prelado recomendó la promoción del patriotismo, citando las palabras de San Juan Pablo II en la Carta Encíclica Redemptoris Missio: «El cristiano y las comunidades cristianas viven profundamente insertados en la vida de sus pueblos respectivos y son signo del Evangelio incluso por la fidelidad a su patria, a su pueblo, a la cultura nacional, pero siempre con la libertad que Cristo ha traído».
Los Obispos polacos cuentan con un documento titulado La Forma Cristiana del Patriotismo y afirmaron en 2012 que el patriotismo puede ser un elemento de orden y paz si se construye sobre la fe y el mandamiento del amor. Los prelados describieron el deber patriótico también como un «compromiso de trabajo sobre la reconciliación social a través de recordar la verdad sobre la dignidad de cada ser humano», y un apuntar y crecer hacia las posibilidades del país a través de la cooperación por encima de las divisiones.
«Deseo a todos mis compatriotas en casa y en el extranjero que el Centésimo Aniversario de la Independencia de Polonia nos fortalezca en el amor a la patria en el espíritu del auténtico patriotismo», concluyó Mons. Gadecki.
Con información de Conferencia Episcopal Polaca.
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