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Río de Janeiro (Lunes, 22-01-2018, Gaudium Press) La memoria de San Sebastián es celebrada litúrgicamente el día 20 de enero, fecha en que el soldado del imperio romano sufrió el martirio en Roma, alrededor del siglo II, en virtud de su fidelidad a Cristo y a la Iglesia.
De acuerdo con el Cardenal Arzobispo Orani João Tempesta, en santo «fue un gran misionero de su tiempo, llevando el nombre de Jesús a todos, fortaleciendo a los que estaban cansados y abatidos por la persecución religiosa de aquella época».
Para el purpurado, «San Sebastián aprendió a vivir como Cristo y, por eso, supo cómo ayudar en la caminata de Fe», pues él «ayudó a los discípulos de aquel tiempo e intercede por los discípulos de hoy».
«San Sebastián vivió y transmitió una realidad: Jesús se compadece de nuestras debilidades. Él siente y comprende cada una de ellas, sabe lo que sufrimos y en cuales condiciones vivimos. E, incluso con todo sufrimiento y persecución, nos enseña a superar todo con amor», enfatizó Mons. Orani.
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En Río de Janeiro, que tiene al Santo como su Patrono, los festejos de la Trecena están siendo realizados por la arquidiócesis, inspirados en el tema «San Sebastián superó todo con amor».
Según el purpurado, la expectativa de la celebración del día 20 de enero en la Ciudad Maravillosa ayuda a ver la misión y servirla y, con el ejemplo del Patrono, seguir a Cristo concediendo testimonio de la fe.
Desde el día 7 de enero, la Arquidiócesis de Río de Janeiro ha realizado la trecena de San Sebastián, en la cual la imagen peregrina del Santo – copia histórica traída por Estácio de Sá – ha recorrido toda la ciudad.
La ceremonia también prepara a los fieles indicando la motivación pastoral que seguirán en este año, que es el «Año del Laicado» y, de modo especial, la Campaña de la Fraternidad sobre la Superación de la Violencia.
«La Trecena, aunque no haga parte de la liturgia oficial de la Iglesia, nos prepara para la liturgia y para la vida de unidad eclesial. Caminamos juntos en la misma fe, y al pedir la intercesión de San Sebastián debemos querer imitar las virtudes de su vida en el seguimiento al Evangelio de Jesucristo. El paso de la peregrinación por las calles de esa gran ciudad suscita también reacciones, en general de piedad, llevando personas a volver a participar de su comunidad, buscando vivir sus tradiciones católicas», concluyó el Cardenal Tempesta. (LMI)
De la redacción Gaudium Press, con informaciones de la CNBB.
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