Río de Janeiro (Martes, 23-01-2018, Gaudium Press) En todo el mes de enero, ocurre tradicionalmente el curso anual para los obispos brasileños.
En la 27º edición, que comenzó el lunes 22 de enero, trata sobre el tema «El Ateísmo – Formas actuales y desafíos a la evangelización».
El encuentro se desarrolla en el Centro de Estudios y Formación de Sumaré, en Río Comprido, y reúne a los obispos durante una semana repleta de estudios, oración, descanso y esparcimiento.
Entre los conferencistas y profesores internacionales y nacionales, especialistas en el tema, que estan presentes se halla Mons. Fernando Ocáriz, el Padre Rafael José Stanziona de Moraes, Profesor Francesco Botturi y Fray Francisco Paton, Custodio de Tierra Santa.
En uno de sus artículos, el actual Arzobispo de Río, Cardenal Orani João Tempesta, resaltó que el tema es muy interesante ya que ayudará a los obispos, delante de un tiempo de tantas contestaciones y dificultades, a evangelizar, principalmente en las grandes ciudades.
«La Iglesia, al defender la fe en Dios y nuestra pertenencia a él, no quiere de modo alguno sacar del hombre lo que le es debido para atribuir a Dios, lo que sería una alienación grave. Al contrario, la Iglesia quiere el bien del hombre. Y entiende que ese bien está relacionado con la apertura que todos nosotros tenemos para Dios. De ese modo, la relación con el divino, lejos de mutilar el hombre o de someterlo a una servidumbre, viene al encuentro de su deseo más profundo de felicidad y eternidad y lo libera para realizarse como ser que vive en la inmanencia y es constitutivamente abierto a la transcendencia», escribe Mons. Orani.
Al recordar las exhortaciones del Papa Francisco, del Papa Emérito Benedicto XVI – que participó como conferencista en la primera edición del Curso de los Obispos en Sumaré en 1990 – y de San Juan Pablo II, el purpurado evoca en su texto que la Iglesia respeta al ser humano en su integridad.
«El humanismo integral defendido por la Iglesia es una posición que respeta al hombre en todas sus dimensiones. Sin olvidar que el hombre es ser en el mundo, en la materia, en el tiempo y en la historia, no niega su apertura para lo Absoluto. Pueda la Palabra de la fe ayudarnos a no sacar de nuestro horizonte lo que constituye la más rica expresión del hombre: la relación con Dios». (LMI)
De la redacción Gaudium Press, con informaciones Arquidiócesis de Río de Janeiro.
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