Valencia (Martes, 23-01-2018, Gaudium Press) Una invitación a vivir la fe intensamente es la que ha hecho el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia, durante la misa solemne que presidió en la Catedral valenciana con ocasión de la fiesta de San Vicente mártir patrono de la jurisdicción eclesial española.
Durante la homilía, el purpurado, tomando el testimonio de fe y de santidad de San Vicente, llamó a «reavivar nuestra fe, y a vivirla intensamente, sin ocultarla ante el mundo, ni en la vida social, cultural o familiar; en ningún ámbito de la vida no dejemos la fe ‘a la puerta’ de donde estemos».
Dijo que el martirio del patrono de Valencia muestra que «la fe no es para la vida privada, sino que se refleja en toda la vida humana, abarca toda ella, porque nos hace ser hombres nuevos con la novedad del Evangelio, y eso cambia el mundo».
Luego añadió: «En los mártires tenemos el gran testimonio de que sólo la verdad, la verdad que procede del Señor, es la que hará una humanidad nueva, y que producirá un cambio en nuestra sociedad, porque es la auténtica sabiduría, la sabiduría de la cruz, del amor que salva».
San Vicente era un clérigo español, diácono de San Valero, Obispo de Zaragoza. Fue martirizado en Valencia en el año 304. / Foto: AVAN. |
En este sentido el Arzobispo de Valencia expresó que, por el contrario, «cuando se ofusca la verdad y se impone el relativismo como gran dogma de la modernidad y de la sociedad avanzada, se oscurece el futuro del hombre y se va a la ruina».
El Cardenal también manifestó que en la actualidad «hay corrientes de pensamiento sociales y culturales que creen que la libertad está en el relativismo, o en dar rienda suelta a lo que cada uno quiere». Lo que -prosiguió el purpurado-, «nos está conduciendo a un individualismo total y esto no es fruto simplemente de una moral o un credo, sino que son los hechos, a los que nos conduce una cultura o unas ideologías en la que Dios no cuenta, a un mundo inhumano que mata antes de nacer o que elimina en las fases últimas de la vida».
Al culminar la homilía alentó a los fieles valencianos a pedir a Dios por la Diócesis, «para que recobre el vigor de una fe vivida, arraigada profundamente, porque éstas son nuestras raíces, esto es lo que es Valencia y Valencia no es otra realidad, la que se asienta en la fe y en la sangre de los mártires».
Una vez finalizó la misa, antes de la bendición final, tuvo lugar una procesión con la imagen de San Vicente Mártir que recorrió los lugares vicentinos de la ciudad de Valencia.
San Vicente era un clérigo español, diácono de San Valero, Obispo de Zaragoza. Él, junto con el prelado, fue capturado durante la persecución contra los cristianos decretada por el emperador Diocleciano. Los dos fueron detenidos en el año 303 por el prefecto Daciano y llevados a Valencia. Mientras San Valero fue condenado al destierro, San Vicente fue martirizado en el año 304.
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Con información de AVAN.
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