Praga (Martes, 23-01-2018, Gaudium Press) La imagen del Niño Jesús de Praga sigue siendo una de las imágenes más veneradas del mundo, transmitiendo una tierna devoción a Jesucristo en el misterio de su oculta infancia, a cuyos méritos los devotos atribuyen incontables favores y milagros. A pesar de ser una representación conocida en todo el mundo, su historia, llena de tradiciones, no es recordada frecuentemente.
Niño Jesús de Praga. Foto: PragJesu. |
Si bien no se tiene certeza sobre el origen preciso de la venerada imagen, se cree que la estatua original fue tallada en España alrededor del año 1340 en un monasterio cisterciense. Las historias que preserva la tradición sobre la imagen narran la posible visión que un monje tuvo sobre el Niño Jesús que los inspiró a crear la estatua tan venerada en la actualidad.
Pero la imagen no llegaría a Praga durante más de doscientos años, permaneciendo en España y llegando, según afirma otra tradición, a ser conservada y venerada por la gran Santa española Santa Teresa de Ávila. Esta Santa pudo haber obsequiado la imagen a Doña Isabel Manrique, quien la regalaría a su vez a su hija Marie Manrique, quien desposó a Vratislav de Pernstyn. De esta forma la venerada imagen fue posesión de la Casa de Habsburgo.
Durante cerca de un siglo la imagen fue una preciada propiedad de la familia y en 1628 fue entregada a un monasterio carmelita local por la Princesa Polyxena von Lobkowicz.»Les doy lo que más aprecio de mis posesiones», afirmó la Princesa a los religiosos la donar la imagen. «Conserven la escultura con reverencia y estarán bien». La imagen fue resguardada hasta la invasión de Praga por parte de los Sajones en 1631, cuando el monasterio fue saqueado y la imagen fue descartada como basura. A su regreso al monasterio en 1637, el P. Ciryl de la Madre de Dios recordó la imagen y la buscó entre los escombros para hallarla con los brazos rotos.
Durante la oración, el sacerdote escuchó al Divino Niño, quien le dijo «ten misericordia de mí y Yo tendré misericordia de ti. Dame brazos y te daré mi paz. Te bendeciré tanto como tú me veneres». Ante esta petición, el sacerdote procuró nuevos brazos para la imagen. La devoción al Divino Infante comenzó a crecer y numerosas bendiciones comenzaron a registrase en el monasterio y en toda la ciudad de Praga. A su presencia se atribuyó la preservación de Praga durante el asedio sueco en 1639 y en 1941 se le otorgó un altar lateral en la Capilla de la Santa Cruz, recorriendo la ciudad diez años después en medio de procesiones
La imagen fue coronada por el Obispo de Praga en 1655 y la afluencia de devotos motivaron la ubicación de la imagen en la nave principal del templo, donde permanece hasta hoy en un bello altar elaborado en 1776 y renovado en 1879. El culto al Divino Infante sobrevivió las dictadoras de Nazis y Comunistas y los Carmelitas Descalzos retornaron al templo en 1993, marcando una renovación de la devoción al Niño Jesús. La venerada imagen fue visitada por Benedicto XVI en 2009, quien le ofrendó una corona y oró por los niños víctimas de violencia y por las familias rotas e infieles.
Con información de Aleteia y PragJesu.
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