Roma (Jueves, 25-01-2018, Gaudium Press) La Basílica de San Pablo Extramuros es una de las cuatro basílicas papales más visitadas por los peregrinos que todos los años llegan a Roma para seguir las huellas de la cristiandad en la Ciudad Eterna. Está ubicada fuera de las murallas de Roma, a unos 10 kilómetros de la Basílica de San Pedro, y fue construida en la primera mitad del siglo IV por solicitud de Constantino sobre el lugar donde se cree, por tradición, que se halla la tumba de San Pablo, Apóstol, quien murió decapitado entre los años 65 y 67 por el emperador Nerón.
Son innumerables e invaluables los tesoros espirituales que allí se encuentran custodiados. Se destacan las reliquias de las cadenas que usó San Pablo durante su cautiverio en Roma. Se trata de nueve eslabones que hoy se conservan en un relicario de bronce dorado, muy cerca de la tumba del Apóstol y visibles para los visitantes.
De inaquierda a derecha: Capilla de las Reliquias, báculo de San Pablo Apóstol y Brazo de Santa Ana / Fotos: Sonia Trujillo. |
Pero además de este tesoro, hay otros no tan visibles, pero de importante valor. Se trata de varias reliquias de santos que se conservan en una capilla al interior de la Basílica. A ella se accede sobre el costado derecho, donde se encuentra parte del claustro de los Benedictinos, custodios del templo Paolino, y donde se encuentra la pinacoteca y una colección lapidaria.
Sobre su costado izquierdo se hallan reliquias de San Sixto Papa y mártir, los Apóstoles San Andrés, San Bartolomé y San Mateo; San Juan Bosco, un pedazo del Leño de la Santa Cruz, varios mártires, entre ellos, Lorenzo, Timoteo, Severino y Crisanto; además de reliquias de San Gregorio VII y de San Esteban protomártir.
Reliquias de Santa Teresa de Jesús, Santa Teresita del Niño Jesús, de los Apósteles Santiago el Mayor y Santiago el Menor, además de San Clemente Papa y Mártir, entre otras, se encuentran sobre el costado derecho de la capilla.
En el centro hay dos importantes relicarios: en la parte superior está uno que contiene el báculo de San Pablo Apóstol, y en la parte inferior, otro con el brazo de Santa Ana, la abuela del Niño Jesús. Sin duda, un tesoro espiritual para visitar en la Ciudad Eterna.
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Gaudium Press / Sonia Trujillo
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