Ciudad del Vaticano (Lunes, 27-01-2018, Gaudium Press) La transmisión de la fe fue el centro de la homilía proferida por el Papa Francisco, el pasado viernes, en la Casa Santa Marta. El Pontífice comentó la segunda carta de San Pablo Apóstol a Timoteo, cuando Pablo se dirige a su discípulo, resaltando su ‘fe sincera’.
Se destacaron en sus palabras tres palabras que fueron subrayadas por Francisco para indicar cómo la fe debe ser transmitida: ‘hijo’ (que es como Pablo llama a Timoteo), ‘maternidad’ y ‘testimonio’.
Pablo genera a Timoteo
Timoteo fue generado para Cristo por la predicación de Pablo. Una predicación donde Pablo no endulza el anuncio de Cristo con medias verdades, sino que lo hace con coraje: «El coraje que hace que Pablo se torne padre de Timoteo». Una predicación nada ‘tibia’.
Dijo el Papa:
«La predicación – siempre – permítanme la palabra – ‘golpea’, es una ‘bofetada’ que te conmueve y te sustenta. Y el propio Pablo dice: «La locura de la predicación». Es una locura, porque decir que Dios se hizo hombre y fue crucificado y después resucitó… ¿Qué dijeron a Pablo los habitantes de Atenas? «Después de mañana te oiremos». Siempre, en la predicación de la fe, existe una locura. Y la tentación es el falso buen sentido, la mediocridad. «No, no juguemos… la Fe tibia»…
Las tres palabras
En muchas parroquias las personas van, oyen lo que se dice una de la otra, de aquella otra, de aquella, de aquella… Envés de decir cómo se aman, da ganas de decir: «¡Cómo hieren! ¡Cómo se lastiman… la lengua es un cuchillo para herir al otro!
¿Y cómo usted puede transmitir la fe con un aire tan viciado de maledicencias, de calumnias?
No hay testimonio:
«Mira, esta persona jamás habla mal del otro; este hace obra de caridad; ya este cuando tiene alguien enfermo va a visitarlo, ¿por qué hace así?». La curiosidad: ¿por qué esta persona vive así? Francisco resalta el mal que hace el contra-testimonio o el mal testimonio: saca la fe, debilita a las personas.
La maternidad es la tercera palabra:
«La fe se transmite en un vientre materno, el vientre de la Iglesia. Porque la Iglesia es madre, la Iglesia es femenina. La maternidad de la Iglesia se prolonga en la maternidad de la madre, de la
Mujer.»
Continúa Francisco:
Pero yo me pregunto: las madres, las abuelas, son como esas dos que habla Pablo: «¿También su abuela Lóide y su madre Eunice» que transmitieron la fe, la fe sincera?
Un poco…. dice: «Pero sí, aprenderá cuando hará el catecismo. Pero yo les digo, me pongo triste cuando veo niños que no saben hacer la señal de la Cruz y hacen un diseño así… porque falta la madre y la abuela que enseñe eso a ellos. Cuántas veces pienso en las cosas que se enseñan para la preparación del matrimonio, en la novia, que será madre: ¿es enseñado que ella debe transmitir la fe?
«Pidamos al Señor que nos enseñe como testigos, como predicadores y también a las mujeres, como madres, a transmitir la fe», concluyó el Papa en su homilía. (JSG)
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