Ciudad del Vaticano (Lunes, 29-01-2017, Gaudium Press) Jesús no sólo enseñó con una autoridad plena, sino que también hizo patente esta autoridad con obras, es el resumen de la meditación del Papa previa al rezo del Ángelus ayer en la Plaza de San Pedro.
El Pontífice comentó la narración del evangelista San Marcos, quien narra la entrada del Señor a la sinagoga de Cafarnaúm, un sábado, cuando se pone a enseñar: «Las personas quedan sorprendidas por sus palabras, porque no son palabras comunes, no se parecen a lo que generalmente escuchan. Los escribas, de hecho, enseñan pero sin tener una propia autoridad: se basan en la tradición, en lo que dijeron antes de ellos Moisés y los profetas. Jesús, por otra parte, enseña como alguien que tiene autoridad, revelándose a sí mismo como el Enviado de Dios, y no como un simple hombre que debe fundar su enseñanza en tradiciones precedentes. Jesús tiene plena autoridad».
Pero Jesucristo, prosiguió diciendo Francisco, no sólo enseña «de modo nuevo y con autoridad plena», sino que al mismo tiempo «se revela poderoso también en las obras»:
«En la sinagoga de Cafarnaúm hay un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se manifiesta gritando estas palabras: « ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios». (V.24). Este espíritu inmundo conoce el poder de Jesús y también proclama su santidad. Jesús lo increpa diciéndole: «Cállate y sal de este hombre». (v. 25). Estas pocas palabras de Jesús son suficientes para obtener la victoria sobre Satanás, que sale de ese hombre « lo sacudió violentamente, y gritando en alta voz» (v. 26)».
«El poder de Jesús confirma al autoridad de su enseñanza», dijo el Papa. Estas obras son además de exorcismos, ayuda a los enfermos, a los necesitados, a los niños, a los pecadores, etc.
Jesús sigue obrando hoy: «Jesús nos comunica toda la luz que ilumina las calles, a veces oscuras, de nuestra existencia; también nos comunica la fuerza necesaria para superar dificultades, pruebas, tentaciones. ¡Pensemos en la gran gracia que es para nosotros haber conocido a este Dios tan poderoso y tan bueno! Un maestro y un amigo, que nos indica el camino y cuida de nosotros, especialmente cuando lo necesitamos».
El POntífice concluyó su meditación pidiendo a la Virgen, «mujer de la escucha, nos ayude a hacer silencio alrededor y dentro nuestro, para escuchar, en el estruendo de los mensajes del mundo, la palabra con más autoridad que existe: aquella de su Hijo Jesús, que anuncia el sentido de nuestra existencia y nos libera de toda esclavitud, también de aquella del Maligno».
Con información de Radio Vaticano
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