Canberra (Miércoles, 31-01-2018, Gaudium Press) Los Obispos de Australia han señalado los errores contenidos en una propuesta de ley sobre espionaje que, si bien contiene excepciones para grupos religiosos, define a la Iglesia Católica como una institución afiliada al Estado de Ciudad del Vaticano, lo cual permitiría que sacerdotes y fieles pudieran ser catalogados eventualmente como «agentes extranjeros».
Mons.Robert McGuckin, Obispo de Toowoomba, Australia. Foto: Diócesis de Toowoomba. |
«Los católicos somos seguidores de Jesucristo, no agentes de un gobierno extranjero», aclaró el Obispo de Toowoomba, Australia, Mons. Robert McGuckin, a un comité parlamentario que estudia la iniciativa. «Deseo ser claro en rechazar la caracterización de la Iglesia Católica que se encuentra en el memorándum explicativo. Parece que todo católico involucrado en influir en la sociedad tendría la necesidad de registrarse y reportar. Nosotros no creemos que esta sea la intención de la ley».
El prelado reiteró las objeciones de la Conferencia Episcopal Australiana, que ya había expresado en un escrito al comité que la norma se había «redactado en borrador sobre la creencia incorrecta» de que la Iglesia en Australia actúa en el país «en representación de un gobierno extranjero, por ejemplo el Estado de Ciudad del Vaticano «. «Dado que la Iglesia Católica en Australia no actúa en representación de un gobierno extranjero, la cláusula no confiere excepción alguna a los miembros de la Iglesia Católica en Australia», indicaron los prelados, rechazando la inclusión de la Iglesia en las disposiciones de la norma.
Los Obispos criticaron que la propuesta de ley emplee términos vagos como «lobby», «actividades de comunicación» o «actividades de donación» que son demasiado generales y que por no estar debidamente delimitados tienen un «gran potencial de incluir personas inocentes y no intencionadas», que hace que al ley tenga «una utilidad y una efectividad dudosas». Mons. McGuckin, expresó su preocupación por el hecho de que cualquier creyente que desarrolle algún tipo de activismo pueda ser acusado de espionaje. «Dado que los católicos conforman más del 20 por ciento de la población de Australia, creemos que eso serían demasiados registros», indicó.
La norma fue propuesto después de que se sugiriera la posibilidad de que China estuviera interviniendo en las instituciones y políticas locales a través de donaciones políticas para obtener influencia en las instituciones públicas australianas. Diversas organizaciones han señalado la inconveniencia de la norma y las posibles consecuencias de su aplicación en materia de libertad de expresión y otros derechos.
Con información de Crux y The Catholic Herald.
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