Ciudad del Vaticano (Miércoles, 31-01-2018, Gaudium Press) Esta mañana el Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro, profundizó en la Liturgia de la Palabra, «como diálogo entre Dios y su pueblo». La catequesis se inscribe en el ciclo de enseñanzas sobre la eucaristía que está impartiendo el Papa en la audiencia de los miércoles.
«Después de haber dedicado varias catequesis a los Ritos Introductorios de la Santa Misa, consideramos ahora la Liturgia de la Palabra, que es una parte constitutiva de la celebración Eucarística, en la que nos reunimos para escuchar lo que Dios ha hecho y quiere hacer por nosotros», expresó el Pontífice.
«Cuando en la Iglesia se lee la Sagrada Escritura – precisó el Pontífice citando el numeral 29 de la Ordenación General del Misal Romano – Dios mismo habla a su pueblo y Cristo, presente en su Palabra, anuncia el Evangelio».
Necesidad de escuchar la palabra de Dios
Es necesario escuchar la Palabra Divina: es una cuestión de vida, dijo el Papa. Esto se reafirma por el dictado evangélico: «No sólo de pan vivirá el hombres, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». «En este sentido – precisó el Papa – hablamos de la Liturgia de la Palabra como de una ‘mesa’ que el Señor dispone para alimentar nuestra vida espiritual, tanto con las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, como también del salmo responsorial».
Tuvo el Papa una alusión particular al salmo: «Deseo aquí recordar la importancia del Salmo Responsorial cuya función es de favorecer la meditación de lo que hemos escuchado en la lectura que lo precede. Es bueno que el Salmo – agregó – sea valorizado con el canto, al menos con el estribillo».
«La proclamación litúrgica de las lecturas, con las antífonas y cantos tomados de la Sagrada Escritura, señaló el Obispo de Roma, manifiestan y favorecen la comunión eclesial, y acompañan nuestro camino de fe. Hay que valorar la liturgia de la Palabra, formando lectores y creando un clima de silencio que favorezca la experiencia del diálogo entre Dios y la comunidad creyente».
La Palabra de Dios es faro que guí, como bien lo reconoce el Salmista que, dirigiéndose al Señor, confiesa: «Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino» (Sal 119, 105). ¿Cómo podremos afrontar nuestra peregrinación terrena – se pregunta el Pontífice – sin estar alimentados por la Palabra de Dios que resuena en la liturgia?
Con información de Vatican News
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