Ciudad del Vaticano (Martes, 20-02-2018, Gaudium Press) La Sala de Prensa vaticana publicó este lunes, 19/02, el contenido de la conversación que el Papa Francisco mantuvo con algunos jóvenes rumanos ayudados por la ONG «FDP protagonistas en la educación», que fueron recibidos por Francisco el último día 4 de enero.
La Asociación, es nacida en Rumania gracias a la amistad con voluntarios de la Asociación italiana AVSI y crecida en el carisma de Padre Giussani, informa la Sala Stampa.
«¿Por qué?»
El Papa Francisco dijo que respondería a las preguntas como podía, «porque nunca se puede responder completamente a una pregunta que viene del corazón»:
«En las cuestiones de ustedes, la palabra que más usada es ‘¿por qué?’: Hay muchos ‘¿por qués?’. Para algunos de esos ‘¿por qués?’ yo puedo dar una respuesta, a otros no, solo Dios puede dar. En la vida hay muchos ‘¿por qués?’ a los cuales no podemos responder. Solo podemos mirar, sentir, sufrir y llorar».
Preguntas
«¿Por qué la vida es tan difícil y, entre nosotros amigos peleamos frecuentemente? ¿Y nos engañamos unos a otros? Ustedes sacerdotes nos dicen para ir a la Iglesia, pero inmediatamente, cuando salimos, nos equivocamos y cometemos pecados. Entonces, ¿por qué yo entré a la Iglesia? Si yo considero que Dios está en mi alma, ¿por qué es importante ir a la iglesia?»
Francisco respondió: «sus ‘¿por qués?’ tienen una respuesta: es el pecado, el egoísmo humano: por eso – como usted dice – ‘muchas veces peleamos’, ‘nos lastimamos, nos engañamos’. Usted mismo reconoció eso, que, incluso yendo a la iglesia, después nos equivocamos nuevamente, permanecemos siempre pecadores. Entonces, usted se pregunta: ¿a qué sirve ir a la iglesia? Sirve para colocarnos delante de Dios como somos, sin ‘maquillaje’, así como somos delante de Dios, sin maquillaje.
Para decir: ‘Aquí estoy, Señor, yo soy un pecador y pido perdón. Ten piedad de mi’ «.
Aquí estoy, Señor
Continuó el Papa, respondiendo todavía a la primera pregunta.
Si yo voy a la iglesia para fingir que soy una buena persona, eso no sirve. Si yo voy a la iglesia porque me gusta oír música o porque me siento bien, no sirve. Sirve si al inicio, cuando entro a la iglesia, puedo decir:
«Aquí estoy Señor. Tú me amas y yo soy un pecador. Ten piedad de nosotros. Jesús nos dice que si hacemos eso, nosotros volvemos a casa perdonados. Acariciados por Él, más amados por Él, sintiendo esa caricia, ese amor. Así de a poco, Dios transforma nuestro corazón con su misericordia, y también transforma nuestra vida. No quedamos siempre iguales, somos ‘trabajados’. Dios trabaja nuestro corazón y somos trabajados como arcilla en las manos del alfarero; y el amor de Dios toma el lugar de nuestro egoísmo. Es por eso que creo sea importante ir a la iglesia: no solo mirar para Dios, sino para dejarse mirar por Él».
Padres que aman unos y no aman otros
En otro momento un joven preguntó ¿por qué hay padres que aman a los niños saludables y a aquellos con problemas de salud no?
El Papa respondió: «delante de las fragilidades de los otros, como las enfermedades, hay algunos adultos que son más débiles, no tienen fuerzas para soportar las fragilidades. Y eso porque ellos mismos son frágiles. Si yo tengo una piedra grande, no puedo colocarla encima de una caja de cartón, porque la piedra aplastaría al cartón.
Hay padres que son frágiles. No tengan miedo de decir eso, pensar así. Hay padres que son frágiles, porque son siempre hombres y mujeres con sus límites, sus pecados y fragilidades que cargan dentro, y tal vez ellos no tuvieron la suerte de ser ayudados cuando eran pequeños.
Y así, con esas fragilidades van adelante en la vida, porque no fueron ayudados, no tuvieron la oportunidad de encontrar una persona amiga que los tomase de la mano y los enseñase a crecer y fortalecer para superar esa fragilidad.
Es difícil obtener ayuda de padres frágiles y a veces somos nosotros que precisamos ayudarlos.
En vez de reprehender la vida porque me dio padres frágiles y yo no soy tan frágil, por qué no cambiar la pregunta y decir gracias a Dios, gracias a la vida, porque puedo ayudar a la fragilidad de mis padres para que la piedra no aplaste la caja de cartón.
«¿Por qués?» Sin respuestas
Otra Pregunta de uno de los huérfanos: ¿Por qué tuvimos ese destino? ¿Por qué? ¿Qué sentido hay?
Francisco respondió que hay «¿por qués?» que no tienen respuesta.
«Por ejemplo: ¿por qué los niños sufren? ¿Quién puede responder a eso? Nadie. Su «¿por qué?» es uno de aquellos que no tienen una respuesta humana, sino solo divina. No puedo decir por qué usted tuvo «ese destino».
Nosotros no conocemos el «por qué» en el sentido del motivo. ¿Qué yo hice de equivocado para merecer ese destino? Nosotros no sabemos.
Pero nosotros sabemos el «por qué» en el sentido del fin que Dios quiere dar a su destino, y el fin es cura – el Señor siempre cura -, la cura y la vida.
Jesús dice eso en el Evangelio cuando encuentra un ciego desde el nacimiento. Y él ciertamente se preguntaba: «¿Pero por qué nací ciego?». Los discípulos preguntan a Jesús: «¿Por qué él es así? ¿Por culpa de él o de sus padres?» Y Jesús responde: «No, no es culpa de él ni culpa de sus padres, pero es así para que se manifiesten las obras de Dios».
Eso significa que Dios, delante de tantas situaciones ruines en que podemos encontrarnos desde pequeños, quiere curar, quiere traer vida donde hay muerte. Esto es lo que Jesús hace, y eso hacen también los cristianos que están verdaderamente unidos con Jesús. (JSG)
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