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Barcelona (Jueves, 22-02-2018, Gaudium Press) Una cruz de gran tamaño procedente del templo de San Simón de Bartella en Mosul, Irak, el cual fue profanado durante la ocupación de ISIS, fue venerada en una vigilia con jóvenes presidida por el Arzobispo de Barcelona, España, Cardenal Juan José Omella y organizada por la Delegación de pastoral de juventud de Barcelona y la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada. El evento, llevado a cabo el 18 de febrero en el temp?o de Santa María del Mar, se convirtió en una oportunidad de unir la preparación espiritual del tiempo de Cuaresma a las penalidades padecidas por los cristianos perseguidos.
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| El Cardenal Juan José Omella venera la Cruz de Mosul. Foto: AIN |
«¿Sabemos reconocer a Jesús en aquél que padece? ¿Sabemos ver el sufrimiento silencioso de los que pasan por nuestro lado?», cuestionó el Card. Omella en su homilía a los jóvenes. El purpurado invitó a contemplar la cruz de Cristo, símbolo del enorme sufrimiento a través del cual el Hijo de Dios obtuvo la salvación de la humanidad, y meditar sobre los dolores que sufren numerosas personas alrededor del mundo.
La vigilia comenzó con el rezo de tres estaciones del Vía Crucis acompañados de tres testimonios de jóvenes que han padecido sufrimiento, siendo el primero de ellos un sobreviviente de la guerra en Siria, procedente de la ciudad de Damasco. Otro de los testimonios fue el de una enfermera de emergencias que atendió a las víctimas de los atentados de La Rambla en Barcelona y finalmente el de un joven estudiante víctima de acoso por parte de sus compañeros desde los cinco años de edad. Los tres testimonios expusieron cómo el encuentro con Cristo crucificado dio sentido y esperanza en medio del dolor.
El Card. Omella citó a San Ignacio de Loyola para animar a unirse a Cristo y consolar a quienes padecen la cruz: «Si quieres avanzar en el camino de la santidad, imagínate a Cristo delante de tus ojos clavado en la cruz y pregúntale: ¿Por qué estás allí clavado? Y verás que te contesta que está allí porque te ama. Y ahora pregúntate: Y yo, ante tanto amor, ¿qué he hecho hasta ahora por Cristo, qué hago y qué haré por Él?». «Pidámosle a Jesús que nos haga buenos cirineos de los que sufren», expresó el purpurado. «Él cuenta contigo y conmigo para transformar el mundo».
Además de la llamada «Cruz de Mosul», la Eucaristía fue celebrada por el Cardenal empleando un cáliz que conserva un agujero de bala y una patena afectada por el fuego, ambos vasos sagrados rescatados de la zona de conflicto y persecución en Irak, y símbolos del sufrimiento de la Iglesia en varias regiones del mundo. Los jóvenes escribieron peticiones que fueron depositadas al pie de la cruz y veneraron el símbolo religioso al final de la Eucaristía.
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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