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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 01-03-2018, Gaudium Press) En declaración citada por ‘L’Osservatore Romano’, el presidente de la Conferencia Episcopal de Etiopía y Eritrea, Cardenal Demerew Berhaneyesus Souraphiel, expone su profunda preocupación con el clima de violencia en que Etiopía se encuentra hace años:
«Aunque nos enorgullecemos del desarrollo de nuestro país, estamos al mismo tiempo entristecidos por los recientes desórdenes y conflictos que se están verificando en Etiopía. La pérdida de vidas humanas y la pérdida de las propiedades, nos llevan para atrás envés de avanzar. Eso no es bueno para nuestro país. En vista de eso, nosotros responsables religiosos nos comprometemos con los líderes políticos a tomar medidas adecuadas capaces de traer la paz y la serenidad».
Es vergonzoso lo que ocurre
Mientras recordaba que «somos todos hijos de Dios», el cardenal arzobispo de Addis Abeba fue enfático al afirmar que «las violencias que están ocurriendo en Etiopía son caracterizadas por divisiones étnicas y por el odio. Todo eso es muy triste e inaceptable para todas las religiones. Por encima de todo para nosotros etíopes es vergonzoso, porque esos no son nuestros valores».
Para el Cardenal eso justifica el apelo a que todos se comprometan con la paz y a «respetar la vida y la dignidad de la persona».
Confiar: los etíopes pueden esperar un futuro mejor
Los misioneros y misioneras católicos ofrecen diariamente una gran contribución a la paz y la estabilidad del país.
Recientemente la misionera colombiana, Hermana María Regina Canale, declaró al diario L’Osservatore Romano:
«Nuestro compromiso es para que las diferentes realidades del país coexistan en un ambiente sereno.
«En nuestras escuelas y nuestros jardines de infancia, acogemos adolescentes y niños de diferentes religiones y grupos étnicos.
«Muchos musulmanes frecuentan a nuestros institutos y, con las familias, es establecida una relación jovial y respetuosa.
«Infelizmente, Etiopía es un país muy pobre y el hambre y la sequía dejan heridas profundas en la población e inducen a algunos grupos a cometer violencias contra pequeñas comunidades desestabilizando el ya precario equilibrio.
«Debemos comprometernos diariamente y hasta el fin -subraya la misionera en la declaración a ‘L’Osservatore Romano’- a evitar que el odio se sobreponga sobre las relaciones cotidianas.
«Pero también, gracias al apoyo de la Iglesia Católica, presente con muchas misiones, especialmente en el sur del país, y de muchos misioneros, los etíopes pueden continuar esperando por un futuro mejor». (JSG)
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