Ciudad del Vaticano (Lunes, 05-03-2018, Gaudium Press) En el Angelus dominical, rezado por el Papa y peregrinos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice comentó el evangelio del día, que narra la expulsión por parte del Señor de los mercaderes del Templo. Ese hecho ocurrió en las vísperas de la Pascua judía.
«La actitud de Jesús relatada en este pasaje evangélico nos insta a vivir nuestras vidas, no en la búsqueda de nuestras ventajas e intereses, sino para la gloria de Dios», subrayó el Pontífice, agregando que las fuertes palabras de Jesús «No hagas un mercado de la casa de mi Padre», nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestras almas, morada de Dios, un lugar de mercado «viviendo en la búsqueda continua del propio beneficio en lugar de buscar un amor generoso y solidario».
Después de indicar que estas eneseñanzas del Maestro son siempre actuales para todos, el Pontífice señaló que a veces Jesús usa modos bruscos para alejarnos de ciertos peligros mortales.
Para poder interpretar el comportamiento del Señor con los mercaderes del Templo, sus discípulos se sirvieron de un texto bíblico tomado del salmo 69: «El celo por tu casa me devorará». El Papa explicó explicó que este salmo es una invocación de ayuda en una situación de peligro extremo a causa del odio de los enemigos, la situación que Jesús vivirá en su pasión: «El celo por el Padre y por su casa lo llevará hasta la cruz: el suyo es el celo del amor que conduce al sacrificio de sí mismo».
Finalizó la meditación el Pontífice pidiendo la intercesión maternal de la Virgen María para que ella «nos apoye en nuestro compromiso de hacer de la Cuaresma una buena oportunidad para reconocer a Dios como el único Señor de nuestra vida, eliminando toda forma de idolatría de nuestro corazón y de nuestras obras».
Con información de Vatican News
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