Multan – Paquistán (Viernes, 16-03-2018, Gaudium Press) «¡Un milagro!» Fue esta la exclamación de Asia Bibi al recibir el rosario que el Papa Francisco le envió.
Así, la mujer cristiana condenada a muerte por el crimen de «blasfemia» reaccionó después de que sus carceleros permitieran que ella se quedase con el Rosario que el Papa le envió de regalo.
Asia Bibi está encarcelada en la prisión de Multan, en Paquistán: «Es por primera vez en nueve años que puedo tener conmigo en la celda un objeto religioso», dijo ella al comentar la entrega del rosario.
El lunes pasado, día 12, la prisionera pudo encontrarse con su marido Ashiq y con su hija Eisham. Marido e hija volvían de un viaje a Italia, en el cual ambos fueron recibidos por el Papa Francisco en una audiencia privada en el Vaticano.
Con ocasión de la Audiencia, Francisco donó a Eisham un rosario más para que llevase a su madre, garantizándole sus oraciones.
La joven habló del emocionante encuentro con el Papa, de sus bellas palabras y del abrazo dado al Pontífice a pedido de su madre.
Palabras de Asia Bibi
«Recibo este don con emoción y gratitud». «Para mí este Rosario será un gran consuelo, así como me conforta saber que el Santo Padre reza por mí y piensa en mí en estas difíciles condiciones que me encuentro», dijo Bibi a su marido e hija.
La hija y el esposo de Asia Bibi le describieron en detalles lo que fue la noche del 24 de febrero en Roma, cuando el Coliseo quedó iluminado de rojo en memoria de los mártires cristianos, y ella fue recordada con el testimonio de Ashiq y Eisham.
«La atención internacional sobre mi caso es fundamental para mí. De hecho, es por eso que aún estoy viva. Agradezco por todo lo que hacen, no solamente para mí, sino por todas las otras víctimas de esta ley anti-blasfemia, cuyo abuso afecta principalmente las minorías religiosas». (JSG)
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