Ciudad de México – México (Miércoles, 21-03-2018, Gaudium Press) En el día de San José, 19 de marzo, el arzobispo primado de México, Cardenal Carlos Aguiar Retes, encomendó al castísimo esposo de la Virgen María su ministerio episcopal al frente de la mayor Arquidiócesis del mundo.
El acto de encomendarse a San José ocurrió el lunes, en la Parroquia de la Esperanza de María en la Resurrección del Señor, que queda al sur de la Ciudad de México.
Poco antes el Obispo auxiliar, Mons. Crispín Ojeda, había recordado la historia de la imagen de San José que el Papa Francisco tiene en su habitación, a la que siempre recurre dejando mensajes con pedidos.
Por eso el Arzobispo afirmó: «Yo también, como el Papa, me encomiendo a San José y le dejo este recado aquí en esta Vicaría que lo tiene como patrono: que me acompañe, con Jesús y María, en esta misión de conducir al pueblo de Dios en esta grande de México».
Foto: SIAME. |
Recen por mí
Al presidir la solemne Misa por motivo de su primera visita de reconocimiento a esta zona pastoral, el Cardenal Carlos Aguiar Retes hizo también una petición para los millares de personas que llenaban las dependencias de la VI Vicaría:
«no dejen de pedir por mí, porque esta responsabilidad que recibí va más allá de las fuerzas naturales, pero con las sobrenaturales podremos ir adelante».
Bienvenida
Al inicio de la celebración, el Obispo Mons. Crispín Ojeda le dio la bienvenidas:
«La Iglesia doméstica que vive en esta VI Vicaría en la Arquidiócesis Primada de México: laicos, vida consagrada, presbíteros y diáconos, lo reciben con gran alegría como su nuevo obispo, padre y pastor, y como sucesor de los apóstolos».
«Cuente siempre con la proximidad y la oración de su Iglesia particular en los transes dolorosos de su gobierno pastoral entre nosotros».
San José y la discreción
De su lado, el Cardenal Aguiar destacó de San José su discreción y cuidado en lo cotidiano: «Si miramos para la escena del Evangelio, la figura de San José es discreta, es aquel que está presente apoyando a María y buscando a su Hijo; la presencia de San José y, entonces, cuidado en lo cotidiano de nuestra vida».
Para concluir, dijo el Cardenal:
«Pidamos al Señor que en lo cotidiano de la vida social y particularmente en la vida de la Iglesia, podamos responder a Dios en el llamado que nos hizo en concreto a cada uno de nosotros». (JSG)
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