Río de Janeiro (Martes, 27-03-2018, Gaudium Press) Después de la celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, la Iglesia abre la Semana Santa. La del Domingo de Ramos, «esta Eucaristía solemne que abre la Gran Semana de nuestra fe, la Semana santísima, que culminará con la Solemnidad de la Pascua, celebrada en el Triduo Pascual y completada el Domingo próximo», escribió el Cardenal Orani João Tempesta, en uno de sus más recientes artículos.
De acuerdo con Mons. Orani, «este Domingo que abre la Semana Santa (25 de marzo) celebra dos misterios: (1) la Entrada solemne del Señor Jesús en Jerusalén para vivir su Pasaje del mundo para el Padre y (2) el Misterio de su Pasión, Muerte y Sepultura. De ahí el título de este día: Domingo de Ramos y de la Pasión. La procesión es de ramos; la Misa es de la pasión».
«¡Jesús es saludado como el Rey de Israel, nuevo David, Mesías que llega a la Ciudad de David! ¡Y Jesús, de hecho, es Rey, es Mesías! ¡La fiesta de hoy es, en cierto sentido, una fiesta de Cristo Rey, Rey Mesías! ¡Es una fiesta de exultación! Pero, estemos atentos: él entra en la Ciudad Santa montado no en un caballo, que simboliza poder y fuerza, pero entra en un burrito, usado por los pobres en los servicios más humildes y duros (Mc 11, 1-10)».
Conforme el purpurado, «hacemos memoria de la Entrada del Señor Jesús en Jerusalén» porque «Él es el Hijo de David, el Mesías esperado por Israel, que viene a tomar posesión de su Ciudad Santa».
«¡Pero, qué sorpresa! Es un Mesías humilde, que entra no a caballo, sino en un humilde burrito, señal de servicio y pequeñez. Helo aquí: su servicio será dar la vida por la multitud. Él es Rey, pero rey coronado de espinas y no de humana vanagloria. Haber seguido al Señor en esa solemne procesión con ramos es haberlo reconocido como nuestro rey, rey pobre y humilde. Haberlo seguido es disponernos a seguirlo en las pobrezas y humildades de la vida, disponiéndonos a participar de su pasión y cruz para tener parte en la gloria de su resurrección», completa.
Según Mons. Orani, en este período, «somos invitados a celebrar bien este día y los demás días que se aproximan de esta noble semana».
Noble porque Jesús «es un noble que vive de manera pobre y humilde. El evangelista Marcos describe la fidelidad de Jesús al Plan salvador del Padre. Él es la ‘Buena Noticia’ para los pobres; noticia que incomoda a los poderosos causantes de su muerte. El centurión romano, viéndolo morir, exclamó: ‘¡Él es verdaderamente el Hijo de Dios!'», resalta.
Al final del artículo, el Arzobispo de Río de Janeiro recuerda el gesto concreto del inicio de la Semana Santa, que es la colecta para la Campaña de la Fraternidad. «Tengamos consciencia de que sesenta por ciento de esta colecta será aplicado en proyectos a favor de la construcción de la paz en nuestra Arquidiócesis a través del Vicariato de la Caridad Social. (…) además hay innúmeros otros proyectos en todo el país que reciben la colaboración de la CNBB [Conferencia Nacional de Obispos del Brasil]. Vamos a demostrar nuestra unidad y apoyo a esta colecta, como gesto de donación, fruto del ayuno, de la oración y la penitencia que hicimos en toda la Cuaresma, siendo generosos en esta colecta».
«¡Mientras el mundo gira, la Cruz permanece de pie! ¡Buena y bendecida Semana Santa!», desea el Cardenal. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Río de Janeiro
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