jueves, 21 de noviembre de 2024
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118 Obispos de Francia firman declaración en contra de la eutanasia

París (Lunes, 02-04-2018, Gaudium Press) En una declaración, 118 obispos de Francia expresaron su condena a las propuestas legislativas que permitirían el suicidio asistido y la eutanasia en el país. Bajo el título de «El final de la vida: Sí a la urgencia de la fraternidad», los prelados ofrecieron «razones éticas mayores» por las cuales la Iglesia se opone a la legalización de la eutanasia e hicieron un llamado a construir una sociedad fraterna en la cual se promueva el auténtico cuidado de sus miembros.

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«Sean cual sean nuestras convicciones, el final de La vida es un tiempo que todos viviremos y una preocupación que compartimos», recordaron los Obispos en su declaración. «Queremos sobre todo expresar nuestra plena compasión por nuestros hermanos y hermanas en el ‘final de la vida’ como la Iglesia siempre ha tratado de hacer». Los prelados saludaron a los profesionales de la salud que se encargan de los cuidados de las personas cerca de la muerte y agradecieron su compromiso, pero reconocieron el hecho de que no existe un acceso equitativo a los cuidados paliativos y falta un suficiente entrenamiento sobre los mismos.

Teniendo en cuenta esas limitaciones y el debate en medios de comunicación de algunos casos puntuales, «muchos están llamando a un cambio a la ley a través de la legalización de la asistencia médica del suicidio y la eutanasia», se lamentaron los prelados. «Enfrentados con esta solicitud nosotros afirmamos nuestra oposición ética por al menos seis razones».

La primera de las razones compartidas por los Obispos es la reciente aprobación en febrero de 2016 de la última ley sobre la materia, la cual todavía necesita una implementación adecuada y el entrenamiento apropiado para las personas encargadas de los cuidados de los enfermos y ancianos. Una reforma en la actualidad truncarían la aplicación debida de la norma vigente. La segunda razón es más profunda: la contradicción fundamental de las acciones de la sociedad. «¿Cómo podría el estado, proclamando la fraternidad, promover el suicidio asistido y la eutanasia mientras que a la vez desarrolla programas en contra del suicidio?» Los Obispos recordaron el imperativo «No Matarás» y la pregunta que sería «reprimida y sin respuesta»: ¿Qué hiciste con tu hermano?.

«Si el estado confiara a la medicina ejecutar estas peticiones de suicidio y eutanasia, los agentes de salud serían conducidos a pesar de sí mismos a creer que una vida podría no ser valiosa», alertaron los Obispos. Esta situación sería contraria al código de ética médica y socavaría el «pacto de confianza» entre los pacientes y sus cuidadores. Incluso cuando la norma previera la posibilidad de objetar en conciencia, la introducción de la eutanasia crearía una falta de coherencia en el compromiso médico y pondría en riesgo a los pacientes especialmente vulnerables.

Los Obispos denunciaron la manipulación del concepto de libertad, que correspondería en este caso a una «autonomía soberana ilusoria» que dejaría a la persona en completa soledad. «Nuestras elecciones personales, gústenos o no, tienen una dimensión colectiva. Las heridas del cuerpo individual son heridas del cuerpo social. Si alguien comete la elección desesperada del suicidio, la sociedad tiene un deber de prevenir este acto traumático». Finalmente los prelados alertaron sobre la posibilidad de que surgieran instituciones especializadas en la muerte de los pacientes y presiones por parte del sistema de salud para que los pacientes comenzarán a considerar poner fin a su vida.

Ante esta situación los Obispos concluyeron con urgencia: «¡No nos engañen!». Recordando el relato del Buen Samaritano que se apiada del moribundo, le lleva a la posada y paga los costos de sus cuidados, «llamamos a nuestros conciudadanos y a nuestros parlamentarios a un estallido de conciencia de manera que una sociedad fraternal pueda ser construida cada vez más en Francia, donde cuidemos individual y colectivamente de cada uno. Esta fraternidad inspiró la ambición de nuestro sistema de salud de solidaridad al final de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué haremos con esta ambición? La fraternidad es una decisión política y una urgencia que deseamos».

Información de Conferencia de Obispos de Francia.

 

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