Santiago (Lunes, 02-04-2018, Gaudium Press) «¡Qué hermosa es la noche de Pascua, iluminada por el resplandor de Jesús Resucitado! ¡Cuánta esperanza despierta en el mundo entero; cuánta esperanza en nuestro propio corazón inquieto!», con estas palabras el Arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Ricardo Ezzati, saludó a todos los fieles durante su tradicional Mensaje de Pascua de Resurrección.
La noche de Pascua -continuó- nos anuncia la llegada de los tiempos nuevos en la que las cadenas de la esclavitud y del odio quedan derrotadas y nace el hombre nuevo, la mujer nueva, la nueva humanidad, en toda su belleza y dignidad. «La noche que, en la Persona de Jesús resucitado, resplandece el camino, la verdad y la vida y se abren las puertas a una nueva manera de vivir y de convivir en la fraternidad y paz», dijo.
Y agregó: «Una cultura que llegue a hundir sus raíces en la victoria definitiva de Cristo sobre el mal y la muerte y en su mensaje de reconciliación y de vida abundante para todos. A la luz de aquel que, resucitando ha vencido, fundados en su amor redentor, podemos dar gracias por el don de la vida y del amor que florece en miles y miles de hogares chilenos; por la consistencia y el desarrollo democrático de nuestro país; por el compromiso solidario de tantas instituciones, públicas y privadas; por el corazón generoso de hombres y mujeres de bien, riqueza incalculable de nuestras ciudades y campos, a lo largo y ancho de la Patria entera».
Caminar hacia una fe más sincera y comprometida
Haciendo un llamado a hacer de Chile una comunidad «misericordiada» y «transfigurada», el purpurado invitó a superar la desconfianza y la duda y a caminar hacia una fe más sincera y comprometida.
«Aparece, entonces la virtud de la fe que es lo contrario a la desconfianza y al abatimiento. En esa fe sobrenatural se funda también la fe humana en las personas y en su capacidad de bien; la fe en el diálogo, los acuerdos, la búsqueda honesta del bien común, que es el bien de todos; la fe en la amistad cívica que permite que siendo muchos, formemos un solo hogar», expresó.
Y concluyó afirmando: «A quienes están viviendo esta Pascua en el lecho de la enfermedad, en la soledad de una cárcel, en el abandono de la ancianidad o en las calles de la desolación; a quienes buscan consuelo o una mano tendida; a los niños, a los jóvenes, a las familias, a los ancianos, a todos y todas, les deseo una Pascua llena de fe, esperanza y de amor».
Con información del área de comunicaciones del Arzobispado de Santiago
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