Redacción (Martes, 10-04-2018, Gaudium Press) Con la solemnidad de la Anunciación del Señor -conmemoración que ocurre cada 25 de marzo, pero que este 2018 fue trasladada al 9 de abril, ya que la fecha coincidió con Domingo de Ramos- se inicia una especial devoción que invita, a través de la oración, a caminar junto con Nuestra Señora.
Se trata de la «Caminata de la Encarnación», una oración mariana que comienza tradicionalmente el 25 de marzo, recordando la Anunciación del Ángel a la Virgen María, y culmina en Navidad el 25 de diciembre; todo con el propósito de acompañar a la Madre de Dios durante sus nueve meses de gestación, desde que ocurrió la Encarnación hasta el nacimiento del Hijo de Dios. Aunque, la «Caminata», se puede comenzar a rezar en cualquier fecha del año.
No se conoce con exactitud el origen de esta devoción, pero sí está ligado a la solemnidad de la Anunciación, recordando el momento en el cual el Arcángel Gabriel se le presenta a la Virgen y le revela que dará a luz un hijo por obra del Espíritu Santo, como bien se narra en el Evangelio de Lucas 1, 28-33:
La Anunciación del Señor / Foto: Luis Ca por Cathopic. |
«El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: ‘¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo’. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: ‘No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin'».
La devoción también tiene relación con los inicios de la veneración de María en su advocación de la Encarnación, y de la certeza de la doble naturaleza de Jesucristo: la humana y la divina, que bien promulgaron los Padres de la Iglesia en el año 381 con el Credo niceno-constantinopolitano, que en últimas es una declaración dogmática de los contenidos de la fe cristiana. Allí se dice:
«Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre».
La oración de la «Caminata de la Encarnación», que se recomienda para casos extremadamente difíciles, consiste en rezar tres Salves, meditando en cada uno y pidiendo tres gracias especiales, de la siguiente manera:
1. (Rezar el primer Salve). Oración: Oh Virgen de la Encarnación, mil veces te saludamos, mil parabienes te damos por el gusto que tuviste cuando Dios en ti encarnó, pues eres tan poderosa oh Virgen y Madre de Dios, concédeme lo que te pido por amor de Dios, por amor de Dios. (Se medita y se pide la primera gracia).
2. (Rezar el segundo Salve). Repetir la oración. (Se medita y se pide la segunda gracia)
3. (Rezar la tercera Salve). Repetir la oración. (Se medita y se pide la tercera gracia)
Oración final: Acuérdate, ¡oh, Madre Santa!, que jamás se oyó decir, que alguno a Ti haya acudido, sin Tu Auxilio recibir. Animado(a) con tal confianza, a Ti acudo, ¡oh, Virgen de la Encarnación! ¡Oh, Madre de mi Señor Jesucristo! A Ti vengo, a Ti me presento con temor de mis pecados; no quieras menospreciar mis oraciones y mis palabras. ¡Oh, Madre mía! Por el Misterio de Tu Santísima Encarnación, óyelas y cúmplelas con Misericordia, por el Amor de Dios. Amén.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar: En el Cielo, en la Tierra, en las profundidades del abismo y en todo lugar (tres veces). Amén.
De la redacción de Gaudium Press, con información de Catholic.net.
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