Ciudad del Vaticano (Lunes, 16-04-2018, Gaudium Press) Ayer, tercer domingo de Pascua, en el rezo del ‘Regina Coeli’, el Papa Francisco meditó sobre el cuerpo humano, basado en la lectura evangélica del día, que narra una aparición de Jesús Resucitado a los discípulos.
El episodio contado por el evangelista Lucas insiste mucho en el realismo de la Resurrección, de hecho -insistió el Papa- no es una aparición del alma de Jesús, «sino de su presencia real con el cuerpo resucitado».
«Jesús resucitado no es un fantasma, es un hombre con cuerpo y alma», recalcó el Papa, y es por ello que les dice a los discípulos: «Miren mis manos y mis pies: ¡soy realmente yo! Tocadme y mirad; un fantasma no tiene carne ni huesos, como veis que tengo». Y como esto no parece suficiente para vencer la incredulidad de los presentes, Jesús les pregunta: ‘¿Tienen aquí algo para comer?’ Los discípulos le ofrecen un poco de pescado asado y Jesús lo toma y se lo come delante de ellos».
«La insistencia de Jesús en la realidad de su Resurrección ilumina la perspectiva cristiana sobre el cuerpo», pues el cuerpo «es creado por Dios» y el hombre no está completo «si no es una unión de cuerpo y alma».
«El cuerpo es un regalo maravilloso de Dios, destinado, en unión con el alma, a expresar plenamente la imagen y semejanza de Él», dijo el Pontífice- por lo tanto, continuó – «estamos llamados a tener un gran respeto y cuidado de nuestro cuerpo y el de los demás» ya que toda ofensa, herida o violencia al cuerpo de nuestro prójimo «es un ultraje para Dios el creador».
En ese sentido, Francisco dirigió su pensamiento a todos aquellos maltratados en el cuerpo, indicando que en ellos se encuentra el cuerpo de Cristo sufriente.
Con información de Vatican News
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