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Aparecida (Jueves, 19-04-2018, Gaudium Press) Durante la 56ª Asamblea General de la Conferencia Nacional de Obispos
del Brasil (CNBB), la memoria de los 15 obispos fallecidos desde la
última edición del evento en 2017 fue reverenciada en la Santa Misa
celebrada en la mañana de este martes 17 de abril, en el Santuario Nacional de Aparecida.
El Arzobispo de Maceió, Mons. Antônio Muniz Fernandes, mientras presidía la celebración en el Altar Central, declaró: «Hoy celebramos a nuestros hermanos que participan con nosotros, que dijeron un hasta luego, hasta pronto, y que hoy dicen para nuestra Conferencia: coraje, yo vencí el mundo».
Según Mons. Antonio Muniz, «nuestra Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil nunca fue, ni nunca será un sindicato o un partido político. Nuestra conferencia con este cuadro orante que hicimos para el día de hoy es una perla preciosa, si no la más preciosa en el infinito misterio de comunión».
«Y en este momento orante, precedido de otros dos grandes momentos orantes y todos los momentos vividos en oración por la CNBB, iglesia orante, iglesia misionera, fuerte, corajuda, llena de confianza en la palabra del Señor, tornándose misionera. Y qué decir de nuestra Iglesia samaritana. La vida de esos nuestros hermanos que aquí se perfila delante de nosotros, en nuestros corazones y nuestra mirada, fue marcada por la donación del obispo a su Iglesia y a su pueblo y de modo especial, samaritana, sanando tantas y tantas heridas», prosiguió.
Al hacer mención a dos homilías hechas en las últimas misas celebradas al inicio de cada día de asamblea, siendo una presidida por el Nuncio Apostólico en Brasil, Mons. Giovanni d´Aniello, y otra que hizo memoria a los obispos eméritos, presidida por el Arzobispo Emérito de Manaos, Mons. Luiz Soares Vieira, el prelado constató: «¿cómo se puede negar que la CNBB, nuestra Conferencia, no es este estilete de plata con el cual Dios escribe la historia de nuestra patria, el Brasil?».
«En este día en que hacemos memoria de nuestros obispos fallecidos desde la última asamblea de la CNBB, asumo las palabras de un niño listo para morir, portador y en tratamiento de cáncer. Y que decía a su médico, -mamá salió para llorar y era para llorar de añoranzas. Ella sabía-. El médico quedó impresionado con tanta sabiduría de aquel niño aquello que me gustaría resumir en esta nuestra reflexión de hoy. ¿Hija mía qué son las añoranzas? A lo que ella responde, exactamente, añoranzas es el amor que queda.
Agradezcamos a Dios que esconde todas esas cosas a los sabios y entendidos y revela a los pequeñitos», reflexionó. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la CNBB
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