Filadelfia (Lunes, 23-04-2018, Gaudium Press) La historia de Quy K. Pham, un seminarista de origen vietnamita que será ordenado el mes de mayo en Filadelfia Estados Unidos, bien podría inspirar un libro o una película de aventuras. Sin embargo, el protagonista no sería el próximo sacerdote como tal, sino el llamado de Dios que tuvo que superar obstáculos impresionantes para lograr llevar al Orden Sacerdotal a un hombre llamado a esta vocación desde hace 46 años.
Quy K. Pham, durante su ordenación como Diácono en Filadelfia, Estados Unidos. Foto: Catholic Philly. |
Quy K. Pham ya es diácono temporal, pero era seminarista desde los 13 años de edad, cuando sus padres lo inscribieron en el Seminario de My Tho, Vietnam, sin que aún fuera consciente de estar llamado al Sacramento. Durante su formación discernió su vocación, pero la toma del país por parte de los comunistas significó el cierre del Seminario.
Dos años después, retomó su formación de forma clandestina junto a sólo 39 aspirantes de los 300 que estudiaban en el Seminario antes de la guerra. Una vez más, el régimen comunista consiguió frustrar la educación de los seminaristas y Pham huyó del país en espera de lograr ser ordenado sacerdote en otro país.
«Salimos 22 personas en un bote pequeño», recordó el seminarista, según informó la agencia ACI. «Estuvimos en el mar durante cinco días hasta que un avión estadounidense nos divisó para luego ser rescatados por un barco petrolero llamado Aroma que nos llevó a Singapur». Tras una permanencia en Filipinas, Pham llegó a Alexandria, Estados Unidos, donde fue recibido por un párroco de origen vietnamita.
Aunque parecía ser el fin de sus obstáculos para la vida sacerdotal, Pham aún debía culminar sus estudios y no logró ser aceptado en el Seminario local. Tras una prueba vocacional con la comunidad de los Vicentinos en Filadelfia, tuvo que retirarse por su falta de dominio del idioma y su necesidad de adaptarse mejor a la cultura local. Un viaje a Boston tampoco le obtuvo éxito en su cometido. Finalmente, retornó a Filadelfia, cursó computación y eventualmente se casó con una mujer católica perteneciente a su parroquia. Tras 13 años de feliz matrimonio pero sin haber tenido hijos, enviudó en 2014.
Antes de morir a causa de un cáncer, su esposa le animó a perseguir su sueño de ser sacerdote. El Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput, lo aceptó a pesar de su edad y autorizó que culminara finalmente su proceso de formación desde 2015. Con el favor de Dios, que encuentra caminos incluso cuando las posibilidades humanas parecen agotarse, el prelado lo ordenará sacerdote el próximo 19 de mayo en la Catedral de los Santos Pedro y Pablo junto a otros cinco diáconos.
Con información de ACI.
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