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El Bautismo de Nuestro Señor

Redacción (Martes, 24-04-2017, Gaudium Press) Por humildad, Nuestro Señor se sometió a la Circuncisión y la Presentación en el Templo. Y por ese mismo motivo, Él recibió el bautismo de Juan.

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Hay, entretanto, otras razones – Santo Tomás de Aquino presenta diez – que trataremos de sintetizar.

Jesús tuvo el objetivo de purificar las aguas. Afirma San Ambrosio que «el Señor fue bautizado, no porque quisiese ser Él purificado, sino para purificar las aguas, a fin de que limpias por la carne de Cristo, que jamás conoció el pecado, tuviesen el poder de bautizar».

Simbolismo del agua

Escribe Monseñor João Clá:

«Tenemos aquí un interesante problema teológico-metafísico: ¿por qué razón Dios escogió el agua como materia para el Bautismo? El agua es un elemento rico en simbolismo. Por ejemplo, es una imagen de la exuberancia de Dios. Basta considerar que tres cuartas partes de la superficie de la Tierra son constituidas por agua.

«También es símbolo de vida. Es elemento esencial para la manutención de todos los seres vivos. Cuanto más abunda el agua en una región, mayor es la cantidad de plantas y animales que allí se desarrollan. Además de eso, ella es el elemento preponderante de la materia viva, de manera tal que el propio cuerpo humano está compuesto, en su mayor parte, de agua.

«Podemos considerarla también un símbolo de la bondad, del cariño y de la magnanimidad de Dios para con la humanidad. Agrada al ser humano verla caer, en forma de lluvia, cristalina, refrescante, tornando fértil el suelo, favoreciendo las plantaciones, limpiando el aire.»

Manifestación de la Santísima Trinidad

Nuestro Señor quiso ser bautizado por San Juan Bautista para estimular en los hombres el deseo del Bautismo sacramental.

Después del bautismo del Redentor, «el cielo se abrió y el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma visible, como paloma. Y del cielo vino una voz: ‘Tú eres mi Hijo amado, en Ti pongo mi complacencia’ » (Lc 3, 15-16. 21-22).

El cielo se abrió «para manifestar que el camino del Cielo está abierto para los bautizados». Descendió el Espíritu Santo porque sobre todos los que reciben el Sacramento del Bautismo baja el Paráclito.

La paloma representa la inocencia. «La figura de la paloma era conveniente, por tanto, para hacernos comprender que, habiendo sido bautizados y transformados en templos del Espíritu Santo, tenemos la necesidad única de conservar ese templo del alma con la simplicidad y el candor de la paloma, esto es, en la inocencia.»

Inocencia no significa ingenuidad. Instruyendo a sus discípulos, dijo Nuestro Señor: Sed «prudentes como las serpientes y simples como las palomas» (Mt 10, 16). He aquí una importantísima característica del inocente: debe ser astuto cuando se enfrenta con los malos, y simple al tratar con los buenos.

En el bautismo de Cristo se manifestó la Santísima Trinidad: el propio Jesús fue bautizado en su naturaleza humana; el Espíritu Santo descendió en forma de paloma; se oyó la voz del Padre dando testimonio a favor del Hijo.

Al recibir el bautismo, Jesús inició su vida pública.

Efectos del Sacramento del Bautismo

Poco antes de la Ascensión, Jesús confirió esta misión a los Apóstoles: «Id, pues, a hacer discípulos entre todas las naciones, y bautizadlos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).

El Bautismo instituido por Nuestro Señor tiene efectos infinitamente mayores que el realizado por el Precursor. Él borra todos los pecados, quiera el original, quiera los actuales, y elimina las penas debidas por los pecados.

Libera del demonio aquel que lo recibe. Por eso es realizado el exorcismo sobre el bautizando, que renuncia explícitamente a satanás; siendo niño, la renuncia es hecha por los padrinos.

Además, confiere la gracia santificante, virtudes y dones del Espíritu Santo, imprime carácter elevando al hombre a la condición de hijo de Dios – pues antes era mera criatura – y le abre las puertas del Cielo. Él es la clave de todos los otros Sacramentos, indispensables para que el hombre cumpla con fidelidad la Ley de Dios. Por el Bautismo la persona se torna miembro de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana.

La vestidura blanca usada por el bautizando representa la inocencia. La vela, encendida en el cirio pascual, significa que Nuestro Señor Jesucristo lo ilumina. Y la unción con el santo crisma -óleo perfumado consagrado por el obispo- simboliza el don del Espírito Santo que el nuevo bautizado recibe.

«Un niño recién bautizado tiene más poder que todos los infiernos reunidos.»

Agradezcamos desde lo más hondo del alma la gracia de haber sido bautizados. Y si no lo fuimos, hagamos todos los esfuerzos para recibir pronto ese Sacramento. Si tuvimos la infelicidad de perder la inocencia bautismal, pidamos a María Santísima que nos obtenga de su Divino Hijo el perdón, por el Sacramento de la Confesión, y la restaure con mucho mayor brillo.

Por Paulo Francisco Martos

(in Noções de História Sagrada – 148)
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SAN AMBROSIO. Tratado sobre el Evangelio de San Lucas. L.II, n.83. In: Obras. Madrid: BAC, 1966, v. I, p.135.

CLÁ DIAS, João Scognamiglio. EP. O inédito sobre os Evangelhos. Vaticano: Libreria Editrice Vaticana; São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2014, v. III, p. 163.
SÃO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, III, q. 39, a. 5, resp.
CLÁ DIAS, op. cit. 2012, v. V, p. 171-172.
SAN JERÓNIMO, In Matth. 1. 2, super 3. 16
Cf. SÃO JERÕNIMO, In Matth. 1. 2, super 3. 16: ML 26, 31.
Cf. CLÁ DIAS, op. cit., 2012, v. V, p. 161.
Cf. Catecismo da Igreja Católica, n. 1237.
Cf. Catecismo da Igreja Católica, n. 1241, 1243.
CLÁ DIAS, op. cit., 2013, v. I, p. 187.

 

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