Ciudad del Vaticano (Martes, 24-04-2018, Gaudium Press) En el IV Domingo de Pascua (22/04) se celebró el 55° Día Mundial de Oración por las Vocaciones.
A propósito, dirigida a los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles del mundo entero, el Santo Padre publicó un Mensaje el 04 de diciembre de 2017/12/17.
Vida, fruto de una vocación divina
En su Mensaje el Papa destacó, entre otras cosas, que «nuestra vida y nuestra presencia en el mundo son frutos de una vocación divina», para la cual es preciso un proceso de discernimiento.
En vista de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a los Jóvenes, «sobre todo en la relación entre jóvenes, fe y vocación», – a ser realizada en octubre próximo, – el Pontífice reflexionó sobre tres conceptos: «escucha, discernimiento y vida».
Escuchar, discernir y vivir la Palabra de Dios
«En la diversidad y especificidad de cada vocación, personal y eclesial, es preciso escuchar, discernir y vivir la Palabra, que nos llama de lo Alto y, al mismo tiempo, nos permite rendir nuestros talentos, haciendo de nosotros instrumentos de salvación en el mundo y orientándonos a la plenitud de la felicidad».
Francisco afirmó que «el llamado del Señor no es evidente, como tantas cosas que podemos oír, ver o tocar en nuestra experiencia diaria. Dios viene de forma silenciosa y discreta, sin imponerse a nuestra libertad. Así puede ocurrir que su voz quede sofocada por las muchas inquietudes y solicitudes que ocupan nuestra mente y nuestro corazón».
Los ojos de la Fe y la lectura de las señales de los tiempos
Por eso, es preciso «prepararse a una escucha profunda de su Palabra, prestar atención a sus detalles diarios y aprender a leer las señales de los tiempos con los ojos de la fe, siempre abiertos a las sorpresas del Espíritu».
«Cada uno de nosotros puede descubrir la propia vocación a través del discernimiento espiritual. Hoy tenemos gran necesidad del discernimiento y la profecía, para superar las tentaciones de la ideología y el fatalismo. Todo cristiano debería desarrollar la capacidad de leer los acontecimientos de la vida e identificar lo que el Señor quiere de nosotros, para continuar su misión».
Asumir
En su mensaje, Francisco destacó la necesidad de asumir la propia vocación:
«¡La vocación se realiza hoy! ¡La misión cristiana es para el momento presente! Cada uno de nosotros es llamado – a la vida laical en el matrimonio, a la vida sacerdotal en el ministerio ordenado, o a la vida de especial consagración – a ser testigo del Señor, aquí y ahora».
«El Señor continúa llamándonos a seguirlo».
Respondamos a Él con nuestro generoso «sí»: «Heme aquí». (JSG)
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