Ciudad del Vaticano (Miércoles, 25-04-2018, Gaudium Press) En la audiencia general en la Plaza de San Pedro, el Papa continuó profundizando en el sacramento de la iniciación cristiana, el Bautismo. En la catequesis de hoy, profundizó en que es éste el inicio de la fe, que arranca al hombre del dominio del maligno, que libera del pecado original y nos constituye como templos del Espíritu Santo.
«El bautismo es en manera particular el sacramento de la fe, porque signa el ingreso sacramental en la vida de la fe», dijo citando el Catecismo de la Iglesia Católica, y recordó, asimismo, que «la fe es la entrega de sí mismos al Señor Jesús, reconocido como fuente de agua […] para la vida eterna», «luz del mundo» (Jn 9,5), «vida y resurrección» (Jn 11:25)». En español se expresó así:
«Continuamos la catequesis sobre el bautismo, y lo hacemos a la luz del Evangelio, que tiene la fuerza de trasformar a quien lo acoge con fe, arrancándolo del dominio del maligno para que aprenda a servir al Señor con alegría. La Iglesia acompaña a los catecúmenos en este camino con la oración, como nos recuerdan las letanías que preceden al rito bautismal».
«En los exorcismos de los candidatos adultos, el sacerdote suplica a Dios que los libre de todo lo que les separa de Cristo y les impide unirse a Él. Del mismo modo, se pide la liberación del pecado original de los niños que van a ser bautizados, para que puedan ser consagrados como templos del Espíritu Santo».
El Bautismo fortalece para luchar contra el mal
El Bautismo, que es don del Espíritu Santo, «habilita a quien lo recibe a luchar contra el espíritu del mal». «Sabemos por experiencia que la vida cristiana está siempre sujeta a la tentación de separarse de Dios, de su voluntad, de la comunión con Él, para recaer en los lazos de las seducciones mundanas», agregó, recordando que «Dios mandó a su Hijo al mundo para destruir el poder de satanás».
El papa animó a perseverar en la lucha contra todo tipo de mal: «Perseverar en este combate, manteniéndose firmes en la fe en Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte, y constantes en la oración al Padre, pidiendo por todos los que se encuentran en peligro y sufren tribulación».
Con información de Vatican News
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