jueves, 21 de noviembre de 2024
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Obispo de Frederico Westphalen, Brasil, recuerda "los verdaderos frutos de la Resurrección en nuestra vida"

Frederico Westphalen – Río Grande del Sur (Miércoles, 25-04-2018, Gaudium Press) «Delante del acontecimiento de la Pascua del Señor, hubo desde los primeros tiempos, la experiencia de la persecución y la experiencia de la fascinación. Cristo fue y continúa siendo elemento de contradicción, que lleva unos a experiencias macabras y otros a experiencias de gran santidad. San Pablo fue uno de los hombres que pasó de perseguidor a perseguido».

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Esas fueron las primeras palabras del obispo de la Diócesis de Frederico Westphalen, Mons. Rossi Keller, en su artículo titulado «Los verdaderos frutos de la Resurrección en nuestra vida».

Según el prelado, «aquel Jesús a quien perseguía en la persona de los discípulos pasó a ser el único motivo de la credibilidad de su fe», refiriéndose a San Pablo.

«Por eso, el descubrimiento de Jesús lo lleva a procurar aquellos que eran sus seguidores. Con curiosidad, como nos dice la 1ª Lectura de este Domingo (Hechos 9,26-31), podemos comprender la dificultad de los cristianos confiar y creer en la conversión de Pablo. A esa curiosidad se agrega el hecho del Apóstol desear ardientemente juntarse a los discípulos, o sea, a la Iglesia, para así hacer la experiencia de quien es salvo por creer en el nombre de Jesús».

La experiencia de la Iglesia en nuestros días, conforme Mons. Keller, «también está revestida muchas de las veces de estas ambigüedades: quien busca encontrar a Jesús en la Iglesia y de quien, perteneciendo a la Iglesia, desconfía de quien busca entrar».

En seguida, él hizo la siguiente alerta: «reducir la vida de fe a las experiencias del corazón podrá ser un riesgo de quien cree apenas en sí mismo».

«Por eso, el Apóstol San Juan, en la 2ª Lectura (1a Juan 3,18-24) nos enseña que, es necesario adquirir la verdadera consciencia de la grandeza de Dios, capaz de llamar al hombre a una experiencia cada vez más radical y profunda, sin que ella misma se agote. Colocar nuestra consciencia delante de Dios y evaluar la forma como en Él permanecemos podrá ser la medida para comprender el alcance que significa creer en Jesús y las consecuencias de vivir en su Amor», agrega.

Todavía de acuerdo con el obispo, en los tiempos actuales, «nos deparamos con un mundo que se mueve en función del simple mérito personal», una vez que «las alabanzas dadas son atribuidas a quien se destaca, a quien es visto y a quien tiene las mayores responsabilidades. Una visión detallada de la realidad nos lleva a estar lejos de millares de personas que aseguran el mundo y su progreso con el silencio y la contribución inequívoca de su vida y de sus esfuerzos».

«De igual modo, hay cierta tendencia para anular el poder conductor de Dios, o sea, la belleza del modo con que Dios nos sorprende en la edificación de lo que es visible e invisible en nuestras vidas».

El secreto de una vida fructuosa y fructificadora, en la visión de Mons. Rossi Keller, es la unión que tenemos al propio Dios. «Por un lado, la necesidad existencial que tenemos de no desvincularnos de la Vida. Por otro lado, el dejarnos ser cuidados por Dios, donde el Padre es el agricultor».

Al final del artículo, el obispo de Frederico Westphalen resalta que «ser cuidados por Dios no es una experiencia de sentimentalismos, sino de un permiso constante a los cuidados propios que la vida merece, aunque con eso estemos implicados en una profunda limpieza de aquello que somos». (LMI)

De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Diócesis de Frederico Westphalen

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