Santiago (Lunes, 30-04-2018, Gaudium Press) «El Papa Francisco nos llamó, y los obispos iremos a Roma a escucharlo y a dialogar con él. En cuanto Vicario de Cristo, nos ayudará a discernir cómo acompañar a las víctimas, a reparar el mal causado y tomar medidas que ayuden a recomponer la comunión eclesial», expresó al inicio de su mensaje, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) y Obispo Castrense, monseñor Santiago Silva, con ocasión de la próxima visita al Vaticano.
En la sección «Opinión/Editorial» de la web del episcopado, el prelado dedicó palabras para referirse a la difícil situación que atraviesa la Iglesia chilena: «Creo que los problemas de fondo no son sólo la manipulación de conciencias y los abusos de niños, aunque gravísimos, sino un estilo de ser Iglesia y de evangelizar que tenemos que replantearnos, porque no están aportando identidad cristiana y compromiso con la sociedad», dijo.
Y agregó: «La solución no pasa por decisiones superficiales ni sólo por medidas a corto plazo. El camino, que se percibe largo, ha de tener tanto en su origen como en su desarrollo aquella permanente renovación interior que toque conciencias y voluntades y que, por exigencia evangélica, se exprese en un testimonio creíble, no sólo a nivel de intenciones, sino sobre todo con obras».
Desde el dolor a la renovación
Quizás ninguno de los problemas mencionados -continuó el obispo- son propios y exclusivos de la realidad chilena, «pero la intensidad y la progresiva conciencia de que los abusos de poder y el abuso sexual en la Iglesia no pueden ocurrir nunca más es una tarea que venimos aprendiendo con dolor», manifestó. «El sufrimiento profundo a causa de estos actos deplorables, difícil de curar, nos lo han mostrado las víctimas con su testimonio y sus descargos», precisó.
«La labor de renovación eclesial no la haremos los obispos escuchándonos a nosotros mismos, sino que es desafío de todo el Pueblo de Dios, y de nosotros en cuanto miembros de él. La primera y urgente labor a la que el episcopado chileno es convocado es a escuchar con humildad la voz de Cristo, que habla por el Papa, y luego a liderar el diálogo en el Pueblo de Dios, y un diálogo a todo nivel, también con los que no pertenecen a la Iglesia», añadió.
Finalmente, monseñor Silva hizo un llamado a la humildad y al respeto para recomponer las relaciones dentro de la Iglesia. «Nunca como hoy necesitamos de «tranquilidad interior» (J. Hamilton) y sensatez para no perdernos en las post-verdades que empañan la identidad de la crisis y entorpecen sus posibles soluciones. Nunca como hoy necesitamos de humildad y de respeto para rehacer las relaciones y aportar un nuevo modo de vivir desde la certeza que funda nuestra fe: que Cristo ha resucitado y nos ofrece misericordia y vida nueva», concluyó.
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