Salto (Jueves, 10-05-2018, Gaudium Press) Emotivo, así fue el acto recordatorio con el cual Salto en Uruguay conmemoró el miércoles 9 de mayo los 30 años de la visita que realizó San Juan Pablo II a la ciudad.
El acto tuvo lugar en la Catedral Basílica de Juan Bautista con la participación de diferentes instituciones educativas católicas, fieles en general y Mons. Pablo Galimberti, Obispo de Salto; además del Escr. Eduardo Malaquita, Intendente de Salto que recibió entonces al Papa.
Con una ofrenda floral, el canto del Himno al Papa, y una Misa, se evocó el altar donde tres décadas atrás el Pontífice Polaco celebró la Eucaristía en el marco del viaje apostólico que realizó a Uruguay, Bolivia, Lima y Paraguay del 7 al 19 de mayo de 1988. En su periplo por Uruguay, el santo Papa, ante una multitud de fieles, presidió la Misa en el parque Mattos Neto de Salto.
San Juan Pablo II 30 años atrás presidiendo la Misa en el Parque Mattos Neto de Salto / Foto: Conferencia Episcopal Uruguaya. |
Nueva Evangelización
Precisamente, hace 30 años, el Papa dedicaba la homilía a la Nueva Evangelización señalando: «Vuestra patria (…) nació católica y ha dado muchos frutos de apostolado. Ahora ha llegado el momento de la maduración de vuestra fe y el tiempo de una ‘nueva evangelización'».
«El renovado ardor apostólico que se requiere en nuestros días para la evangelización, arranca de un reiterado acto de confianza en Jesucristo: porque Él es quien mueve los corazones; Él es el único que tiene palabras de vida para alimentar a las almas hambrientas de eternidad; Él es quien nos transmite su fuego apostólico en la oración, en los sacramentos y especialmente en la Eucaristía. ‘He venido a traer fuego a la tierra, ¿y qué quiero sino que arda?’ (Lc 12, 49). Estas ansias de Cristo siguen vivas en su Corazón», proseguía el Pontífice Polaco en la misa que presidió en Salto.
A los grupos de oración y asociaciones eclesiales
En la ocasión, San Juan Pablo II, se dirigió de modo especial a las comunidades y asociaciones eclesiales diciendo:
«Por su parte, los diversos movimientos, de apostolado en el Uruguay, los grupos de reflexión y oración, las comunidades de base y asociaciones eclesiales han dado y continuarán dando, con la gracia de Dios, frutos que manifiestan la vitalidad propia de la Iglesia. A todos deseo recordarles que ‘deben ser destinatarios especiales de la evangelización y al mismo tiempo evangelizadores’, mostrando en todo momento su genuina fidelidad al Magisterio de la Iglesia, al Papa y a los obispos, así como su proyección universalista y misionera, y un decidido compromiso por la justicia».
Con información de la Conferencia Episcopal Uruguaya y Vatican.va.
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