San Sebastián (Viernes, 11-05-2018, Gaudium Press) Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián, España, impartió una conferencia titulada «Sanación de Malos Hábitos en el Matrimonio» en el Seminario Diocesano el pasado 21 de abril. El prelado expuso 12 malos hábitos que perjudican gravemente al matrimonio y para cada uno de ellos ofreció una sanación y un consejo para poner en práctica, de forma que se pueda fortalecer la familia.
La unión matrimonial es un camino de santificación que debe superar tentaciones y obstáculos. |
El primero de los malos hábitos destacado por el Obispo es el de la crítica continua que se manifiesta en los matrimonios como un «estilo de expresión, expresar quejas en vez de tener pensamientos motivadores». Si bien los cristianos tienen que buscar la santidad, la vida espiritual no se puede confundir con perfeccionismo. «Se puede ser Santo teniendo defectos, y precisamente para hacernos Santos, Dios no nos hace perfectos». Para superar este vicio, el Obispo pidió recordar que, en el matrimonio, «Dios ha puesto junto a mí a la persona que necesito para mi santificación. Dios quiere servirse de las virtudes y defectos de mi cónyuge para ser Santo».
Un segundo obstáculo para la unidad de las familias es la división entre «lo mío y lo suyo» y pidió avanzar en vivir una plena comunión conyugal: «Somos de Dios y en Dios somos todo el uno para el otro», afirmó el prelado. «No me poseo en propiedad, si lo que tengo es de Dios ya no hay ni mío ni tuyo». Otro de los vicios es postergar el bienestar del matrimonio para tratar como única prioridad la educación de los hijos, ante lo cual recomendó a los esposos trabajar en su unión. Los niños, explicó, «necesitan un papá y una mamá que se quieran mucho, que les den la mayor lección de la vocación, que es mostrarles cómo nos amamos».
El Obispo también aconsejó derrotar la tentación de dar únicamente las sobras al cónyuge en lugar de ofrecer la plenitud del amor. «Un amor que no crece es un amor enfermo», expuso, agregando que los cristianos deben comprender «que la conversión no es un acontecimiento del pasado». Otro de los vicios estén de guardar rencores y emplear las heridas » como munición en las discusiones», lo que constituye «algo que mina el matrimonio». «El respeto lo infunde la autoridad moral, y nadie tiene más autoridad moral que el que perdona», propuso.
Mons. Munilla también alertó sobre confiar más en los sentimientos que en el compromiso, ya que las emociones cambian y no pueden ser un fundamento sólido. En su lugar, el Obispo recomendó contemplar el amor crucificado de Jesucristo. También advirtió sobre tomar decisiones sin consultar, intentar a toda costa cambiar a la otra persona y planificar estrategias en caso del fracaso del matrimonio. Sobre este último vicio, el Obispo indicó que «el mero planteamiento del pensamiento o planificación es ya una herida con la que no se debe jugar».
Finalmente, el prelado advirtió en contra del vicio de ocultar el compromiso conyugal delante de los demás, lo cual pone en riesgo de graves tentaciones, y el consumo de pornografía. Este el pecado fue calificado como una «bomba lapa conectada en el matrimonio» y una fuente de grave adicción. Finalmente advirtió en contra del egoísmo, el cual «es por su propia naturaleza incompatible con el matrimonio, por lo que ser egoísta y estar casado es una bomba». El modelo para superar el egoísmo es la figura de Cristo que se reveló en la boda de Caná como el «esposo de la humanidad».
Con información de Religión en Libertad.
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