Roma (Viernes, 18-05-2018, Gaudium Press) Si una persona tuviera que determinar cuál podría ser el vitral más famoso del mundo, varios nombres llegarían a su mente, pero particularmente una imagen podría estar entre las primeras en aparecer en su memoria: el Espíritu Santo del Altar de Bernini en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Ubicado sobre uno de los más bellos altares, detrás del altar mayor en la mayor de las Basílicas papales, goza de una relevancia especial dentro del impresionante patrimonio de la Iglesia Católica. Esta obra, como otras ubicadas en la Capilla Sixtina y la Capilla Redemptoris Mater fueron producidos en un notable taller del barrio romano de Trastevere, que desde 1900 desarrolla el arte en vidrio de manera artesanal: el taller Vetrate d’Arte Giuliani.
Vitral del Espíritu Santo en el Altar de la Sede de San Pedro elaborado por Bernini en la Basílica de San Pedro, Vaticano. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press. |
Desde hace 25 años, Elsa Giuliani continúa la tradición familiar iniciada por Giulio Cesare Giuliani, un químico apasionado por la pintura que asoció su talento a su conocimiento técnico para lograr piezas de gran calidad. «Hemos trabajado de manera privada y pública, para iglesias, bancos, cantantes, actores, para todos», relató la propietaria a National Catholic Register. «No mucha gente sabe sobre el campo del arte en vidrio».
Giuliani expresó que una de las dificultades de su trabajo es hallar una suficiente cantidad de vidrio soplado, ya que el mercado se encuentra saturado de vidrio prensado de origen chino. Las piezas del taller romano son elaborado con vidrio alemán de la fábrica Lamberts, que elabora paneles con materia prima como la arena, la piedra caliza o incluso oro. Los vitrales se elaboran con base en una paleta de 1.100 colores disponible cuidadosamente seleccionados. «Cuando construyes la imagen, debes ser muy cuidadoso para alcanzar la armonía entre los colores», expuso Alessia Catallo, licenciada en Bellas Artes y Trabajo del Metal que labora en Vetrate d’Arte Giuliani desde hace 16 años. «Se requiere mucha paciencia».
Los artistas deben medir y cortar los trozos de vidrio con precisión y aplicar el color a cada pieza, pintando los diferentes motivos que componen la imagen. «Este es un proceso muy delicado, porque cada error puede ser revelado debido a la transparencia del vidrio», expuso Franco Galise, diseñador técnico en jefe e hijo de uno de los trabajadores del taller que laboró directamente con Giulio Cesare Giuliani.
Uno de los trabajos recientes del taller fueron los vitrales de la capilla de la Universidad del Sagrado Corazón en Fairfield, Estados Unidos. «La artesanía superior y la alta calidad de los colores en el arte, así como la eficiencia en el aislamiento del frío no tienen comparación», declaró a National Catholic Register David Coppola, ex Vicepresidente de Planificación Estratégica y Administración de la Universidad. «Los colores bañan las paredes blancas durante el día, haciendo que el reflejo de los santos y los ángeles parezca ondular pacíficamente con la vida. El efecto general es de bienvenida, reflexión, comunidad y paz».
Con información de National Catholic Register.
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