Madrid (Miércoles, 23-05-2018, Gaudium Press) De una manera contundente, los Obispos Españoles, a través de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se han pronunciado frente a las iniciativas legislativas sobre eutanasia y suicidio asistido que han sido presentadas en el Congreso de Diputados del país europeo.
A través de una nota informativa, los prelados han recordado el mandamiento de «no matarás», indicando que él se halla «en el fundamento de toda ética verdaderamente humana», especialmente en la tradición cristiana.
«Explícitamente, el precepto ‘no matarás’ tiene un fuerte contenido negativo: indica el límite que nunca puede ser transgredido. Implícitamente, sin embargo, conduce a una actitud positiva de respeto absoluto por la vida, ayudando a promoverla y a progresar por el camino del amor que se da, acoge y sirve», exponen citando la Encíclica ‘Evangelium Vitae’.
Señalan que la Iglesia «siempre ha considerado la eutanasia como un mal moral y un atentado a la dignidad de la persona». Como bien lo dijo San Juan Pablo II, quien es citado por los prelados españoles: «confirmo que la eutanasia es una grave violación a la Ley de Dios, cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana».
Los obispos españoles recuerdan el mal moral que causa la eutanasia / Foto: Marcelo Leal por Unsplash. |
Sobre la propuesta de la ley que plantea una absolutización del principio de autonomía, los prelados dicen: «es necesario señalar que nadie es dueño absoluto de la vida. No existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida. Las decisiones terapéuticas tienen su raíz en los conocimientos de la Medicina basada en la evidencia».
Indican, además, que la eutanasia y el suicidio asistido no es algo que se refiere sólo a la autonomía del individuo, ya que las acciones implican la participación de otros, particularmente el personal sanitario. Al respecto recuerdan: «El juramento hipocrático afirma: ‘no daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso’. La eutanasia es ajena al ejercicio de la Medicina y a las profesiones sanitarias, que siempre se rigen por el axioma de ‘curar, al menos aliviar y siempre acompañar y consolar'».
Apuntan a la vez a afirmar que el suicidio asistido y la eutanasia conciernen a toda la sociedad y sus instituciones. En este sentido, «el Estado tiene la obligación de proteger la vida de todos los ciudadanos».
«Lo que realmente demandan los enfermos y sus familias es la ayuda para asumir los problemas y las dificultades personales y familiares que se suelen presentar en los últimos momentos de la vida. El tratamiento del dolor y el abordaje del sufrimiento, el control de efectos secundarios y colaterales, la mejora de la calidad de vida y de la autonomía del paciente, la ayuda a las familias en estas situaciones, el morir en compañía de los seres queridos, con la asistencia espiritual y sacramental, y otros muchos aspectos importantes, son los elementos reiteradamente demandados», continúan los obispos, haciendo referencia a los cuidados paliativos.
Sobre ellos también dicen: «Es llamativo que se quiera proponer una ley de eutanasia cuando no se ha legislado a nivel estatal sobre la instauración de los cuidados paliativos, así como la necesaria formación reglada de esta disciplina de altísimo valor científico y ético en el ámbito universitario y sanitario. Son precisamente estos cuidados los que son demandados ampliamente por la sociedad y por los profesionales sanitarios en particular».
Los Obispos de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida de la CEE concluyen la nota recordando que «todo ser humano es un don que refleja el rostro de Dios, que merece acogida, protección, respeto y amor».
Con información de la Conferencia Episcopal Española.
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