No existe sacerdocio sin Eucaristía, afirma Cardenal Sarah

Roma – Italia (Miércoles, 30-05-2018, Gaudium Press) Durante la ordenación de 31 sacerdotes del Opus Dei en la Basílica romana de San Eugenio, el Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, habló sobre lo que es ser un sacerdote.

Recurriendo a las Sagradas Escrituras, el purpurado explicó que el sacerdote es el hombre de la Palabra de Dios, el predicador de la verdad de Cristo. «El hombre de hoy se dirige al sacerdote buscando a Cristo. Sobre las cuestiones económicas, sociales o políticas puede consultar a muchas otras personas competentes en la materia. Él habla con caridad y, al mismo tiempo, con verdadera libertad».

El Cardenal recordó que el sacerdote es presentado en la Biblia como el hombre del perdón. «Como el Santo Cura de Ars o el Padre Pío, el sacerdote es el apóstol del confesionario», resaltó.

Otro aspecto sacerdotal subrayado por el purpurado es el sacerdote como amigo de Cristo, que se reconoce de forma especial en la celebración eucarística, pues «no existe Eucaristía sin sacerdocio, de la misma forma que no existe sacerdocio sin Eucaristía. Por eso, necesitamos a cada día de la Eucaristía para vivir nuestro sacerdocio y para ser audaces mensajeros del Evangelio en medio de los sufrimientos, las dificultades y las hostilidades que puedan asediarnos».

Citando a San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, el Cardenal invitó a los nuevos sacerdotes a buscar la santidad y a ser hombres con profunda vida interior.

La vía de la santidad es la vía de la oración

«La vía que conduce a la santidad es la vía de la oración; y la oración debe impregnar poco a poco en el alma, como la pequeña semilla que se convertirá más tarde en árbol frondoso».

Concluyendo su homilía, el Cardenal Robert Sarah exhortó a los neo-sacerdotes a servir a la Iglesia y las almas. «Como aprendí de San Josemaría y de sus sucesores, sean siempre muy leales al Romano Pontífice, a los Obispos, sucesores de los apóstoles, y al Prelado; quieran a los sacerdotes de cada diócesis; rueguen con constancia al Señor que envíe muchos obreros para su mies, que mande muchos sacerdotes santos para apaciguar la Iglesia de Dios, que Él adquirió con su sangre.

Los nuevos sacerdotes ordenados son procedentes de 15 países: España, Filipinas, Colombia, Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Costa de Marfil, Kenia, Nigeria, Uganda, Eslovaquia, Francia, Holanda e Italia. (EPC)