Ciudad del Vaticano (Miércoles, 30-05-2018, Gaudium Press) En la catequesis de la Audiencia General de hoy, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó explicando la esencia y ritos del Sacramento de la Confirmación.
«El rito de la confirmación -explicó Francisco- tiene varios gestos litúrgicos que expresan la profundidad de este sacramento de la iniciación cristiana. Antes de recibir la unción que confirma y refuerza la gracia del bautismo, los candidatos son llamados a renovar las promesas bautismales y hacer profesión de fe».
El confirmando responde a las preguntas hechas por el obispo que confiere el sacramento, y ahí se les da el Espíritu Santo, como a los Apóstoles en Pentecostés.
«El único Espíritu distribuye los múltiples dones que enriquecen a la única Iglesia: es el Autor de la diversidad, pero al mismo tiempo es el Creador de la unidad»
El Espíritu enriquece con sus dones
«Después de un silencio orante -disertó el Pontífice- el Obispo extiende las manos sobre los confirmados e invoca la efusión del Espíritu sobre ellos. El Espíritu enriquece con sus dones a los miembros de la Iglesia, construyendo así la unidad en la diversidad».
El Espíritu Santo vien con sus siete dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. «El único Espíritu – precisa el Pontífice – distribuye los múltiples dones que enriquecen a la única Iglesia: es el Autor de la diversidad, pero al mismo tiempo es el Creador de la unidad».
«Según la tradición apostólica -recuerda el Papa Francisco- el Espíritu se comunica a través de la imposición de las manos. A este gesto, se une la unción del aceite perfumado o crisma, que indica cómo el Espíritu entra hasta lo más profundo de nosotros, embelleciéndonos con tantos carismas. De este modo – precisa el Pontífice – el sacramento se confiere con la unción del santo crisma en la frente y pronunciando estas palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo». Es una señal visible del don invisible. Un carácter indeleble que nos configura más plenamente con Jesús y nos da la gracia para difundir por el mundo el buen olor de Cristo».
El confirmando recibe en la frente el signo de la cruz con el aceite perfumado, pero esto es símbolo de un signo espiritual indeleble, el «carácter», que lo configura más perfectamente a Cristo. Y como decía San Ambrosio a los neo-confirmados: «recuerda que has recibido un signo espiritual y conserva lo que has recibido. Dios Padre te ha marcado, te ha confirmado a Cristo Señor y ha puesto en tu corazón el signo del Espíritu».
Con información de Vatican News
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