Concepción (Lunes, 12-10-2009, Gaudium Press) Ayer culminó el Encuentro Nacional de Formación del Clero de Chile que reunió a más de 150 sacerdotes, quienes durante una semana compartieron sus experiencias y analizaron diversos temas. Por medio de la celebración eucarística presidida por el arzobispo de Antofagasta, monseñor Pablo Lizama, en la Catedral de Concepción; los presbíteros asistentes dieron gracias a Dios por la jornada y los dones recibidos.
El encuentro se enmarcó en los valores y objetivos del Año Sacerdotal y contó con la presencia del padre Fidel Oñoro, del Centro Bíblico para América Latina (CEBIPAL), quién dictó la conferencia formativa en torno a San Pablo.
El ejemplo del Cura de Ars
En su homilía, monseñor Lizama destacó las virtudes del Santo Cura de Ars, refiriéndose en primer lugar a la solidaridad como modelo para los sacerdotes de hoy. «Él era muy querido entre sus hermanos sacerdotes. En ese tiempo no habían medios de transporte como hoy, y él caminaba mucho para ir a ver a sus hermanos sacerdotes; todos le pedían, cuando salían de vacaciones o estaban enfermos, que los apoyara y lo hacía con mucha disposición», señaló.
Y luego agregó: «Qué importante es la solidaridad entre nosotros hermanos sacerdotes. Tenemos que ser solidarios con todo el mundo, pero de una manera preferente entre nosotros, para que cada uno pueda contar con los otros. Es tan grande la tarea, que necesitamos ser solidarios».
También el prelado destacó el espíritu creador y de trabajo del Santo, realizando un llamado a los sacerdotes presentes a vivir la vocación cada día con mayor inventiva y a buscar nuevas formas de comunicar el Evangelio.
«Tenemos que mejorar nuestro trabajo pastoral; dar un paso adelante como lo hizo el Santo Cura de Ars. Nosotros usemos nuevos métodos y nuevas formas para dar a conocer al Señor. Les pedimos a todos para que recen por nosotros y nunca nos pongamos rutinarios en el trabajo pastoral, sino siempre creando con la fuerza del Espíritu Santo», afirmó.
Al finalizar el arzobispo recordó las virtudes de sobriedad y pobreza del Santo Cura de Ars, invitando a los asistentes a: «ser siempre hombres sobrios y sepamos administrar las cosas que se colocan a nuestra disposición para mejor servir al evangelio y no para nuestro uso personal. Vivamos siempre el ejemplo de Jesús, que vivió pobre y murió pobre y tuvo que ser sepultado en una tumba prestada. Que esto sea un buen estímulo y una fuerza para poder dar testimonio en el mundo».
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