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Roma (Jueves, 14-06-2018, Gaudium Press) Desde lo alto del Monte Mario, una de las colinas de Roma, se ve una imponente imagen de Nuestra Señora Salus Populi Romani bañada en precioso dorado. Se trata de la «Madoninna», la «Virgencita», como la llaman cariñosamente los romanos, que desde hace 65 años es la protectora de la Ciudad Eterna. Su fiesta tuvo lugar el pasado 4 de junio.
La estatua, de unos 9 metros de altura y ubicada a 18 metros sobre un pedestal, es símbolo de la historia reciente de Roma. Se colocó sobre la colina romana en cumplimiento de un voto popular que se realizó durante la Segunda Guerra Mundial, convirtiéndose en una promesa que permanece con el tiempo.
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| La estatua mide 9 metros de altura y está ubicada a 18 metros sobre un pedestal / Foto: donorione.org. |
La capital italiana se vio librada de la destrucción gracias a la intervención de la Virgen. Trascurría enero del año 1944 cuando los aliados habían desembarcado en Anzio, ciudad situada a unos 53 kilómetros al sur de Roma. Esto aumentó los temores de un encuentro frontal entre los alemanes que por entonces retrocedían y los aliados que avanzaban hacia la capital. Había un inminente peligro de destrucción de la ciudad con todo lo que ella significa: su realidad espiritual, histórica, de fe y arqueológica.
Ante esta amenaza el Papa Pío XII, desde el Santuario del Divino Amor, pidió a los romanos orar a Nuestra Señora para que Ella evitase ver destruida Roma ante un inevitable encuentro armado entre ambos bandos. Era el 28 de mayo, y entre los fieles presentes en el santuario se encontraban algunos exalumnos de Don Luis Orione, como Giovanni Battista Montini, futuro Papa Pablo VI, quienes acogieron las palabras del Pontífice y junto con miles de jóvenes recogieron más de un millón de firmas, que fueron enviadas al Vaticano con la esperanza de salvar Roma.
Las plegarias fueron escuchadas, y el 4 de junio de 1944, ante la sorpresa de muchos, el ejército alemán dejó la capital cruzándose con los aliados que ya hacían su ingreso a Roma; todo sin ningún tipo de violencia. Era la liberación de Roma, que no pudo ocurrir sino por la intervención del cielo de manos de la Virgen.
El 11 de junio, tras la liberación, Pío XII eleva una especial acción de gracias a la Madre de Dios celebrando una misa en la Iglesia de San Ignacio, y orando frente a la venerada imagen de María, expresando: «Nosotros hoy estamos aquí no solo para pedirle sus favores celestiales, sino, sobre todo, agradecerle por lo que ha sucedido contra las humanas previsiones, en el interés supremo de la ciudad eterna y sus habitantes. Nuestra Madre Inmaculada una vez más ha salvado Roma de gravísimos inminentes peligros. Ella ha inspirado, a aquellos que tenían en mano su destino, particulares sentidos de reverencia y de moderación; por lo tanto, en el cambio de los eventos, incluso en medio del inmenso conflicto, hemos sido testigos de una seguridad que debe llenarnos el alma de tierna gratitud hacia Dios y su purísima Madre».
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| La estatua es obra de Arrigo Minerbi, escultor judío / Foto: donorione.org |
Como cumplimiento del voto realizado por Pío XII, en el año 1953 fue colocada la monumental estatua de la «Madonnina» sobre la colina del Monte Mario. Una preciosa obra de Arrigo Minerbi, escultor judío, que había sido salvado y protegido por la Comunidad de Don Orione.
En recuerdo a este suceso, cada 4 de junio, se renueva la promesa a la protectora de la Ciudad Eterna, en el marco de una procesión con la imagen de Nuestra Señora, que congrega a miles de romanos.
Con información de Vatican News y donorione.org.
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