Fátima – Portugal (Jueves, 14-06-2018, Gaudium Press) En la homilía de la Misa Aniversario de ayer de mañana, el obispo emérito de Santarém, Mons. Manuel Pelino, destacó el papel de Nuestra Señora como «fundamento de esperanza».
Mons. Pelino exhortó a los peregrinos presentes en el Santuario a la comunión eclesial, a través del amor misericordioso de Jesús, presente en el mensaje que la Virgen dejó en Fátima, en la Aparición de junio de 1917.
Bodas de Caná y Misericordia de Dios
La misericordia de Dios apareció en las palabras del Obispo Emérito ya al inicio, cuando él, a propósito del pasaje del Evangelio de las Bodas de Caná, afirma que «la gloria de Jesús es el bien de las personas, y no está en el poder, que domina e impone, sino en la misericordia y la bondad que liberan y tornan felices a sus hijos».
El prelado destacó el «papel y la colaboración activa» de Nuestra Señora, que constató la necesidad de los novios que necesitaban vino para sus bodas, y apeló a la intervención del Hijo.
El Obispo enfatizó:
«Es Jesús que puede dar el vino bueno de la gracia y la renovación. Es él el que salva nuestra vida de las tinieblas, que confiere sentido y plenitud a nuestra existencia, llenándola de luz y de alegría, en la eternidad y la realidad cotidiana.
Es la gracia de Jesús que, en el Matrimonio, confiere a los cónyuges la solidez y el apoyo para vivir de forma feliz y fecunda la alegría de este Sacramento.»
«Las bodas de Caná manifiestan el Misterio de Jesús, que nos invita a su mesa. En la hora solemne de la partida para el Padre, fue en el transcurso de la Cena Pascual que dejó el mandamiento nuevo para que se amasen unos a otros. Después de la resurrección, es también en el transcurso de una refección que renueva la promesa del Espíritu Santo como fuerza y luz para vivir el amor fraterno y testimoniar el Evangelio. El banquete es una imagen recurrente en la Sagrada Escritura, que lleva a entender la familia cristiana como fuente de convivio, de compartir y de alegría.»
Los Invitados de Hoy
Al recordar estos momentos de la vida de Jesús, Mons. Manuel Pelino recordó que, hoy, «somos nosotros los invitados de Jesús para estar a la mesa con Él, en el banquete de su amor», donde «podemos experimentar la proximidad y misericordia de Jesús, la riqueza de su Gracia que revigoriza, la vida nueva que de él recibimos, y la consciencia de la misión de hacer de todos los hombres una gran familia».
Testimonio de «esperanza, alegría y caridad»
El Obispo subrayó el ejemplo que debe dar cada cristiano, como testimonio de «esperanza, alegría y caridad»:
«Con frecuencia se levanta la sospecha de que el cristianismo conduce a las personas al miedo, tornándose un impedimento para la alegría de la vida y para la libertad. Cuando la fe es vivida como encuentro y unión con Cristo, los creyentes descubren que no están solos y desamparados, apoyan su vida en el amor de Dios, encuentran incentivo para amar, razón para confiar, incentivo para construir el Reino de Dios, y, a la hora definitiva, serenidad y paz para partir hacia la luz del Señor. «
En las Bodas de Caná y en Fátima
Para concluir sus reflexiones, recordando el episodio de las Bodas de Caná y haciendo un paralelo con la Aparición de Junio de 1917, Mons. Pelino volvió a destacar el papel de Nuestra Señora como «Madre de misericordia», como ejemplo y fundamento de esperanza.
«Es la misericordia de Dios que Nuestra Señora vino a traer a Fátima: un mensaje de consolación y de esperanza, de la victoria del amor sobre el mal, como prometió en la Aparición de Junio: ‘Por último, mi Inmaculado Corazón triunfará’. La gracia y la misericordia con que Dios coronó la vida de Nuestra Señora son fundamento de la esperanza de ser acompañados y protegidos por su amor materno.
Así ocurrió en las Bodas de Caná y en Fátima…
Así ocurre hoy, con aquellos que en él creen y siguen, a ejemplo de María, su Madre». (JSG)
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