Ciudad del Vaticano (Jueves, 14-06-2018, Gaudium Press) Delante de cerca de 20 mil personas reunidas en la Plaza San Pedro para la Audiencia General de este miércoles, 13/06, el Papa dio inicio a una nueva serie de catequesis. Esta vez él hablará de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
Introduciendo la nueva temática, el Papa repasó un trecho del Evangelio de San Marcos, que recuerda el episodio de aquel hombre que fue a Jesús y preguntó:
«Buen Maestro, ¿qué debo hacer para ganar la vida eterna?».
Jesús le respondió citando los mandamientos; abrió un proceso pedagógico buscando guiarlo hasta aquello que le faltaba. Pero el hombre respondió:
«Maestro, todo eso yo he observado desde mi juventud».
Inquietud y búsqueda de la vida plena
El Papa luego preguntó: «¿Cuántos jóvenes quieren ‘vivir’ y se destruyen corriendo atrás de cosas efímeras? » y luego también respondió:
«Algunos piensan que sea mejor borrar este impulso, pues es peligroso. Me gustaría decir especialmente a los jóvenes: ‘Nuestro mayor enemigo no son los problemas concretos, incluso serios o dramáticos. El mayor peligro es el espíritu de adaptación ruin, que no es mansedumbre o humildad, sino mediocridad o cobardía. La vida del joven es ir adelante, ser inquieto: la inquietud saludable, la capacidad de no contentarse con una vida sin belleza, sin colores.»
En seguida hizo otra pregunta y también la respondió:
«Si los jóvenes no fueren hambrientos de vida auténtica, ¿para dónde irá la humanidad?»
Francisco explicó que el pasaje de la juventud a la madurez se da cuando iniciamos a aceptar nuestros límites; cuando tomamos consciencia de aquello que falta… Y en los últimos siglos, la historia nos muestra una verdad que el hombre muchas veces se negó a ver y que causó consecuencias trágicas: la verdad de sus límites.
Jesús mira al joven y responde con amor
Pero para alcanzar ‘aquello que falta’, se debe partir de la realidad. Y Jesús, mirando a aquel hombre con amor, le da la respuesta:
«Solo te falta una cosa: ve, vende todo lo que tienes, da el dinero a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme», o sea, pare de vivir para sí mismo, sus obras y sus bienes, dejar todo para seguir al Señor: la perfección, el pleno cumplimiento.
El Original y la Copia
¿Quién, pudiendo escoger entre el original y la copia, opta por la copia?
«Este es el desafío: encontrar el original. Jesús no ofrece substitutos, sino vida verdadera, amor verdadero, plenitud de vida. Es preciso explorar lo ordinario para abrirnos a lo extraordinario». (JSG)
(De la Redacción Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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