Ottawa (Martes, 26-06-2018, Gaudium Press) El Secretario General de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos, Mons. Frank Leo, aclaró que, a pesar de que el país pudiera legalizar el consumo de marihuana, la Iglesia continuará considerando el uso de la droga como un pecado. El Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció que el uso recreacional de marihuana dejaría de ser un crimen en octubre 17, siendo Canadá el segundo país del mundo en legalizar la droga a nivel nacional.
Mons. Terrence Prendergast, Arzobispo de Ottawa, Canadá. Foto: Companions of the Cross. |
«La virtud de la templanza, como se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica, dispone que evitemos cualquier tipo de exceso: el abuso de la comida, del alcohol y del tabaco, o de la medicina», explicó Mons. Leo a The Catholic Register. «De una manera particular, el Catecismo aclara que el uso de cualquier droga, excepto bajo un principio estrictamente terapéutico, es también una grave ofensa ya que el uso de droga causa un grave daño en la salud y la vida humanas».
De una manera similar, el Arzobispo de Ottawa, Mons. Terrence Prendergast, advirtió que el uso recreativo de sustancias, ya sea marihuana o cualquier otro tipo de droga, hace parte del impulso de las personas de escapar de lo que ellos consideran como cargas y desafíos de la vida, lo cual representa un grave desafío pastoral. «Los Obispos, sacerdotes catequistas y trabajadores pastorales y de juventud necesitan dar una enseñanza sobre la templanza y cómo entra en juego en las decisiones que tomamos», indicó el Arzobispo las lineas guías para los confesores deberían ayudarles a asistir a los penitentes con una orientación sabia en esta materia». El prelado comparó este esfuerzo al que la Iglesia realiza en contra del consumo de pornografía.
De la misma manera, el Arzobispo pidió a los padres de familia jugar un papel importante en evitar que los niños lleguen a consumir la droga, de la misma forma como se promueve la abstención de fumar y de beber bebidas alcohólicas antes de la mayoría de edad. «Nuestros cuerpos son nuestros para usarlos, pero tenemos que dar cuentas un día al Señor sobre cómo los cuidamos y qué hicimos con ellos», explicó. «¿Es una buena idea hacer uso de una sustancia sabiendo que produce efectos nocivos?¿Es ésta una sabia administración?'».
De manera general, la Conferencia de Obispos Católicos ya había hecho una declaración en 2017 en la cual habían rechazado la posibilidad de la legalización de la marihuana como una «iniciativa necia» y «potencialmente peligrosa». «Los riesgos para la salud muy significativos asociados con el uso de cannabis son ampliamente reconocidos, particularmente en los jóvenes», indicó la Conferencia de Obispos. Estos incluyen un mayor riesgo de ataque cardíaco, ataques, patologías respiratorias y cancerígenas asociadas con el humo del tabaco y la multitud de desórdenes psiquiátricos que incluyen la esquizofrenia, además del hecho de que se trata de una «droga de entrada» que facilita el consumo de sustancias más nocivas.
Además del consumo de las drogas, el Catecismo de la Iglesia Católica condena la producción y el tráfico de estas sustancias, actos que «constituyen una cooperación directa con el mal, ya que motivan a las personas a prácticas gravemente contrarias a la ley moral», expresó Mons. Leo. El prelado afirmó que el acto de legalizar el consumo constituye una forma de cooperación que podría ser otra forma de proliferar las sustancias seriamente adictivas así como condonar prácticas que hieren a los individuos y a la sociedad en general».
Información de The Catholic Register.
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