Ciudad del Vaticano (Jueves, 28-06-2018, Gaudium Press) En el Consistorio de hoy, el Papa ha creado 14 nuevos Cardenales, provenientes de los más disímiles lugares. Con estos nuevos purpurados el colegio cardenalicio completa 226 cardenales, de los cuales 125 serían electores en un hipotético cónclave, por tener menos de 80 años. Los nuevos purpurados son:
Su Beatitud Louis Raphaël I Sako – Patriarca de Babilonia de los Caldeos.
Mons. Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.I. – Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Mons. Angelo De Donatis – Vicario general de Roma.
Mons. Giovanni Angelo Becciu – Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado y Delegado Especial de la Soberana Orden Militar de Malta.
Mons. Konrad Krajewski – Limosnero Apostólico.
Mons. Joseph Coutts – Arzobispo de Karachi.
Mons. António Augusto dos Santos Marto – Obispo de Leiria-Fátima.
Mons. Pedro Ricardo Jimeno Barreto, S.I. – Arzobispo de Huancayo.
Mons. Désiré Tsarahazana – Arzobispo de Toamasina.
Mons. Giuseppe Petrocchi – Arzobispo de L’Aquila.
Mons. Thomas Aquinas Manyo Maeda – Arzobispo de Osaka.
Mons. Sergio Obeso Rivera – Arzobispo emérito de Xalapa.
Mons. Toribio Porco Ticona – Prelado emérito de Corocoro.
R.P. Aquilino Bocos Merino, C.M.F. – Claretiano.
Tras las oraciones iniciales y la lectura del Evangelio, el Cardenal Sako dirigió en nombre de los nuevos cardenales unas palabras al Pontífice, después de lo cual Francisco hizo una homilía.
En la homilía, el Papa señaló que la máxima grandeza a la que puede aspirar el cristiano es el servicio abnegado del prójimo, a semejanza de Cristo. Igualmente, instó a la actividad misionera: «La conversión, la transformación del corazón y la reforma de la Iglesia siempre es y será en clave misionera, pues supone dejar de ver y velar por los propios intereses para mirar y velar por los intereses del Padre».
Después de la exhortación, el Papa leyó la fórmula de creación de Cardenales y proclamó su título o diaconía. Los nuevos purpurados recibieron del Pontífice el birrete púrpura, el anillo cardenalicio, y su respectivo título o diaconía, para finalmente intercambiar con Francisco y entre ellos el «beso de la paz».
Deje su Comentario