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Ciudad del Vaticano (Jueves, 28-06-2018, Gaudium Press) El Calor del verano romano no fue impedimento para que 15 mil fieles participasen ayer de la Audiencia General en la Plaza S. Pedro.
Nuevamente el Papa Francisco dividió la Audiencia en dos etapas. La primera de ellas fue realizada en la Sala Pablo VI, teniendo como principales participantes personas enfermas que allí fueron acomodadas.
La causa principal de esa división fue justamente el fuerte sol que elevó la temperatura de la Plaza. En la Sala Pablo VI los enfermos tenían más confort y protección y, además, pudieron más fácilmente saludar al Pontífice.
En la Sala, las palabras del Papa fueron de acogida y benevolencia: «El Señor reserva un lugar especial en su corazón para quien presenta cualquier tipo de deficiencia y así también es para el Sucesor de San Pedro».
Diez Mandamientos
Llegando después a la Plaza, Francisco dio continuidad al ciclo sobre los Mandamientos.
Sus reflexiones fueron dirigidas al texto inicial del Decálogo, cuando recordó que los Diez Mandamientos fueron presentados por Dios que así inició su exposición: «Yo soy el Señor tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de la casa de la servidumbre» (Ex, 20,2).
Dios salva primero y, después, pide
«Dios jamás pide sin dar antes. Primero él salva, después pide. Así es nuestro Padre», destacó el Papa para explicar que el Decálogo comienza con la generosidad de Dios.
«Yo soy el Señor tú Dios»
Comenta el Papa que aquí existe un posesivo, una relación. Dios no es un extraño: es tú Dios.
Para Francisco, eso ilumina todo el Decálogo y revela también el secreto del actuar cristiano, porque es la misma actitud de Jesús, que dice:
«Así como el Padre me amó, también yo los amé» (Gv 15,9). Jesús no parte de sí, sino del Padre.
¡Partir de sí mismo, lleva a sí mismo!
«Nuestras obras pueden ser una falencia cuando partimos de nosotros mismos y no de la gratitud. ¡Y quien parte de sí mismo… llega a sí mismo! Es incapaz de progresar, vuelve para sí, es una actitud egoísta.»
Eso muestra, dijo el Papa, que la vida cristiana es, antes que nada, la respuesta grata a un Padre generoso. Francisco afirmó que ser cristiano es un camino de liberación y el cumplimiento de los Mandamientos nos libera de nuestro egoísmo.
La formación cristiana está basada en la acogida de la salvación.
Dios salva en el Mar Rojo, después libera en el Monte Sinaí. La gratitud pasa a ser un elemento característico del corazón visitado por el Espíritu Santo, dijo el Papa.
Para el Pontífice, «Dios no nos llamó a la vida para permanecer oprimidos, sino para ser libres y vivir en la gratitud, obedeciendo con alegría a Aquel que nos dio tanto, infinitamente más de aquello que jamás podremos dar a Él. Eso es bello. Que Dios sea bendecido por todo aquello que hizo, hace y hará en nosotros.» (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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