Perú – Lima (Viernes, 06-07-2018, Gaudium Press) El Cardenal Juan Luis Cipriani presidió una Misa el viernes pasado en acción de gracias por el aniversario de 30 años de su Ordenación Episcopal. La ceremonia fue celebrada en la Catedral de Lima y contó con la presencia de centenas de fieles.
En su homilía, el purpurado afirmó que en todo su trabajo pastoral siempre sintió la ternura de Dios, uniendo siempre su vida a la de Cristo. «Sin Cristo nada, sin esa unión con Cristo todo lo que hacemos es ruido. Os digo eso en esta lucha de 30 años unido a Él, con Él, y tenazmente buscando la unidad en la Iglesia para ser luz, para iluminar tanta oscuridad. El mundo está un poco oscuro y está pidiendo a gritos que nosotros, hijos de Dios, construyamos puentes, comprensión, cariño, un cariño con verdad, fortaleza, para aliviar las dificultades que la vida lleva consigo colocando cada uno su grano, sonrisa, buen humor, esto es lo que nos está repitiendo el Papa Francisco».
El Arzobispo de Lima recordó que su primera misión fue cuidar del seminario, de las vocaciones y los sacerdotes, ayudándolos en todo momento a buscar la santidad en su trabajo pastoral. «Busqué en estos años, cuidar del seminario, cuidar de los sacerdotes, y les digo con toda franqueza, para mí cuidar es ayudarlos a ser santos, y a veces la exigencia puede ser interpretada como dureza, no es dureza. De esta manera llegamos a estos 30 años con un seminario que va adelante, con vocaciones que van adelante y que son la esperanza de la Iglesia y de la Arquidiócesis».
«Gracias a mis Hermanos Obispos, sin excluir a ninguno, unidad que no es uniformidad. En estos tiempos más que nunca en que la Iglesia nos pide, y lo decía el Papa, unidad. Recuerdo también a los Obispos fallecidos, en fin, a todos los sacerdotes, no apenas agradecerles, y también pedirles perdón, cuántas omisiones, muchas, cuántas veces el carácter ha ido más allá de la caridad», afirmó el Cardenal Cipriani.
Al término de su homilía, el purpurado resaltó que «la Iglesia nos enseña a amar la patria; rezamos por las autoridades, cultivamos las esencias de nuestra identidad mestiza de nuestra devoción popular, de nuestras raíces, de nuestros orígenes, de nuestra primera evangelización y cada uno de nosotros busca amar la patria con todo el corazón». (EPC)
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