Ciudad del Vaticano (Martes, 10-07-2018, Gaudium Press) En la mañana del viernes pasado, 06 de julio, cuando se conmemoraba el quinto aniversario de la visita del Papa Francisco a la Isla de Lampedusa, el Pontífice celebró, para migrantes, una Santa Misa, en la Basílica Vaticana de San Pedro.
La Misa fue celebrada por la intención de los difuntos y sobrevivientes de los desembarques de inmigrantes, así como por aquellos que los acogen y asisten.
Homilía: Profeta Amós
Durante la homilía entonces proferida, el Papa recordó la amonestación del profeta Amós: «Ustedes que desprecian los pobres y exterminan los humildes… anhelan al abatimiento del necesitado; y destruyen los miserables de la tierra, oigan: He aquí que vendrán días, dice el Señor Dios, en que enviaré el hambre sobre la tierra; no hambre de pan, ni sed de agua, sino hambre de oír las Palabras del Señor».
Explicación del Papa
«La advertencia del profeta Amós aún hoy es de gran actualidad», dijo el Papa recordando pobres, menores, víctimas de la cultura del descarte, migrantes y refugiados.
A este respecto, Francisco citó la visita que hizo a Lampedusa, sur de Italia, al inicio de su Pontificado, a propósito de las víctimas de los naufragios, cuando realizó un apelo a la responsabilidad humana:
«¿Dónde está su hermano? El grito de su sangre llega hasta mí». Esta pregunta de Dios es dirigida a mí, a usted y a todos nosotros… Y, todavía hoy, lloramos por la pérdida de millares de hermanos.
Prosiguió Francisco con su pensamiento durante la homilía:
«El Señor promete restablecimiento y liberación a todos los oprimidos del mundo. Pero, él precisa de nosotros para tornar eficaz su promesa; precisa de nuestros ojos para ver las necesidades de los hermanos y hermanas; precisa de nuestras manos para socorrer; precisa de nuestra voz para denunciar las injusticias cometidas en el silencio, a veces, cómplice, por tantas personas».
El Señor precisa de nuestro corazón para manifestar el amor misericordioso de Dios con los últimos, los excluidos, los abandonados, los marginalizados, dijo el Papa, para luego citar una frase evangélica:
«Quiero misericordia y no sacrificios».
Solidaridad
«Se trata de una tentación, muy presente también en nuestros días, que se traduce en cerrarse con relación a los que tienen derecho, como nosotros, de seguridad y de vida digna; una tentación que lleva a construir muros, concretos o imaginarios, en lugar de puentes. Delante de los desafíos migratorios de hoy la única respuesta sensata es la de la solidaridad y la misericordia», agregó Francisco y luego citó el comportamiento justo a ser asumido delante de Dios, propuesto por el Salmista «Escogí el camino de la fidelidad y del juicio de Dios».
Para el Pontífice, «se trata de un compromiso de fidelidad y de recto juicio, que, esperamos, sea llevado adelante, junto con los gobernantes de la tierra y las personas de buena voluntad. Por eso, seguimos con atención el trabajo de las Comunidades internacionales, que enfrentan los desafíos de las migraciones contemporáneas, conciliando, con sabiduría, solidaridad y subsidio e identificando recursos y responsabilidades».
(De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News)
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