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Fátima – Portugal (Lunes, 16-07-2018,Gaudium Press) Este viernes pasado, 13 de julio, recordó una de las apariciones de Nuestra Señora en Fátima.
Después de 100 años el hecho extraordinario ocurrido en la Cova de la Iria continúa siendo fuente de inspiración de cambios en las almas de las personas y es capaz de incentivar las virtudes.
El viernes, en Fátima, el obispo auxiliar de Porto, Mons. António Augusto Azevedo, presidente de la Peregrinación Internacional Aniversario de julio, en la Cova de la Iria, desafió a los cristianos a no resignarse y a no caer en la indiferencia en un mundo «lleno de incertezas y algunas sombras».
Es preciso tener Esperanza…
El Prelado afirmó en la homilía que profirió durante la Misa que encerró la peregrinación de julio que fue concelebrada por 90 sacerdotes, cuatro de ellos obispos y un cardenal:
«Delante del rostro del mal en nuestro tiempo, tenga él el nombre de guerra o terrorismo, violencia o exclusión, abandono o soledad, injusticia o corrupción, precisamos tener esperanza».
«En un presente lleno de incertezas y de un futuro con algunas sombras, precisamos tener esperanza, soñar y creer», (…) «no podemos caer en la resignación, la indiferencia o la banalización del mal ni remitirnos al individualismo o conformismo fáciles».
«No queramos ser una esperanza abortada ni hipotequemos, como ocurrió tantas veces en el último siglo, nuestras esperanzas en utopías ilusorias o mesianismos equivocados», dijo Mons. António Augusto Azevedo.
Fátima: ventana de Esperanza
En la homilía de la Eucaristía de cierre de la peregrinación, Mons. António Augusto Azevedo resaltó el papel de Fátima como «ventana de esperanza que Dios dejó abierta» a la humanidad.
Fátima es un lugar y un mensaje que hoy son cada vez más «necesarios» en una sociedad que ha sufrido en la piel las «consecuencias dramáticas» de fenómenos como la guerra, el terrorismo, la pobreza y la discriminación étnica o religiosa, afirmó el obispo auxiliar de Porto que además llamó la atención para la paradoja entre un mundo marcado por la abundancia «desde las nuevas tecnologías a los bienes de consumo» o «multiplicidad de elecciones y oportunidades», donde «abundan las señales de destrucción y desperdicio», donde «existe miedo y desespero» y donde «algunos hasta perdieron el gusto y la alegría de vivir».
Fue dentro de este contexto así descrito que el prelado pidió a los peregrinos que participaron en las celebraciones en el recinto del santuario, y a todas las comunidades católicas, para que a través de su «acción» y «oración», continúen siendo señales del amor y la esperanza que Dios quiere transmitir a toda la humanidad, a pesar de sus «infidelidades».
Un Manto de Luz y Desafío
Mons. António Augusto Azevedo, desafió a los peregrinos presentes en la Cova de la Iria, provenientes de 18 países, a dejarse conducir por los principios de la vida cristiana: lucha, vigilancia y discernimiento, recordando que de Fátima, en los últimos cien años, «ha partido una fuerte ola de esperanza que ha animado muchas vidas».
Refiriéndose concretamente a la tercera Aparición de Nuestra Señora a los Pastorcitos, el 13 de julio de 1917, el prelado de la diócesis de Porto afirmó que en los últimos cien años «ha irradiado de Fátima un manto de luz y una fuerte ola de esperanza que ha animado muchas vidas». (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones del Santuario de Fátima.)
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